Celos.

Veo en la oscuridad.
Allende las mujeres dudan sus respuestas,
allá donde los hombres asfixian sus preguntas.
Detrás de telarañas tejidas por vergüenza,
y tras los gruesos muros que con el tiempo tiemblan.
Tras las contradicciones,
tras la mirada esquiva,
tras el silencio ansioso
en busca de coartadas.

Tengo la facultad de herirme,
de estar cerca del fuego
con los ojos abiertos hasta el hervor de lágrimas.
Poseo el don suicida de saltar al abismo
para saber qué hay luego. Y también sé,
en mi caída,
que sólo hay sacrificio.

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