Eones, meses, patatas.


Marzo ha pasado ante los ojos
de mis patatas. Pronto
dejará de estar presente,
engrosará el pasado, como todo lo demás.

Curiosa manera de inventarse un porvenir, el hombre,
el calendario, con sus meses.
Como si pudiera acotar el tiempo.
-Meses, qué será eso-
se pregunta Cronos, y se sujeta el vientre
temeroso por los puntos aún después
de tanta convalecencia elíptica.

De hecho a él, como a todos los dioses,
le parece que la rueda empezó a girar ayer,
porque siempre que la mira olvida que ya la ha visto en esa misma posición,
así soportan ellos la inmortalidad,
y por eso nosotros no.

Nosotros creemos verla distinta cada vez:
los padres, los hijos, las emociones,
las palabras, siempre distintas, pese a ser iguales.
Como los hamsters, trotando en la de su jaula.

Y sin embargo no me he comido las patatas
y parecen árboles otoñales.

Agróstico.



Parto de la base
absurda de que todo
tiene una,
a pesar de que tendría
tantas dudas
a mi alcance.

Elegía del escorbuto.



Si cada letra valiese una cebolla
valdría la pena.


Si cada palabra un guacamole,
cada frase una tortilla,
cada estrofa un estofado.


Pero como se ha demostrado, escribir
no mitiga en absoluto
la anemia de los poetas,
los poemas no se comen,
ni siquiera sirven ya para ligarse a una tía.


Tengo hambre de tu cuerpo
y mucha sed de tus besos;
dije yo aquella vez, y lo mantengo,
pero de amor no se muere,
ni se vive de poesía.


¡Oh, patatas, poèmes de terre,
os echo tanto de menos!

Pata(le)ta.




Dame patatas, que las cuezo y me las como.
Con su sal, su lubricante de oliva,
con su pimentón picante y tal
por encima.
Patatas. Amarillas.
Dame
patatas. Son mías.
Son grasientas
fritas, como
mantequilla,
cocidas.
Es igual.
Tú calla y dame patatas.
Dame ya patatas, coño.
Tengo hambre, no es amor.
No he comido en todo el día
y ya es por la mañana.
Dame patatas,
por favor,
Voy a llorar.
(Sollozos).
Soy patético cuando me pongo.
Patatético...
Plato hondo, plato pando
tanto monda, monda tanto.
No las partas tanto tonta.
Tonto.
Perdona.
Me va a dar un patatús si no me das
tús patatas.
Te quiero y tal.
Echa sal.
Dame patatas ya, puta, pronto.
Puto Paco*...
¡Más! ¡Más!
*Francisco Pizarro

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Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...