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A partir de mañana


A partir de mañana se permite

deambular por la calle libremente

se permite

encaminarse a un propósito.

A partir de mañana.


A partir de mañana se permite

afluir a las tiendas y comercios

se permite

descambiar los artículos.

A partir de mañana.


A partir de mañana se permite

ir al bar y consumir las cervezas

se permite

utilizar el baño.

A partir de mañana.


A partir de mañana se permite

Desplazarse al trabajo en el transporte público

Se permite

adquirir in situ

A partir de mañana.


A partir de mañana se permite

acudir a las peluquerías

se permite

vestir luto

A partir de mañana.


A partir de mañana se permite respirar.


Sigue sin estar permitido

vivir.


Me estás destrozando la vida




Me estás destrozando la vida
si la vida era aquello que vivía por mí
eligiendo influencias.
Si era ese continuo de yoes en un laberinto
como migas de pan marcando el camino de un nombre y algún
apellido. A ti ahí, en esa serpiente de tiempo no se te preveía,
y viró mi timón y enhebró
otro rumbo.

Y en mis estanterías la invasión de tus libros
y el colchón para dos en la habitación, y en el salón
la jungla facsímil sobre la que llueves
cuando amaneces.

Y en el baño tu cepillo de dientes, húmedo
la mitad de las veces.

imagina un ruido








Imagina un ruido que contuviera todos los sonidos
físicos y de la mente, todas las palabras y los gritos
toda la ira y la lástima y todos los sentidos
Imagina un grupo de sonidos reconociéndose
sabiéndose sonoramente vivos, resonando consonantes y constantes.
Dentro de todo el ruido nada habría cambiado
y sin embargo los sonidos señalados habrían adoptado la armonía
como principio común para todo lo que llamarían vivo.
Habrían extendido la matemática de los sonidos
al campo visual y medirían distancias quizá
en su diatonalización de alguna geometría.
Tal vez habrían pasado por una fase mística
de adoración del ruido rosa o del ultrasonido
y en la reacción atravesado la consiguiente fase positiva.
Tal vez tendrían múltiples explicaciones
para que exista algo en vez de nada
Tal vez habrían llegado a comprenderse en su divinidad
pues existir es una acción que se efectúa
no importa si en el todo o el vacío
es una voluntad de la materia o de la ausencia
a la que un rayo o una grieta le lleva la contraria.
O tal vez habrían pensado ya cómo escapar de no ser nada
para ser algo fuera del todo, o cómo
entretenerse en una eternidad que les hiciera sonar
como una melodía. O tal vez se habrían callado
y ausentes del sonido, escuchando,
nos espían.

Si te digo





Si te digo que de pequeños
mis hermanos y yo nos organizábamos
para irnos de caza al patio de atrás,
donde las ratas tenían una red de túneles secretos
de los que nosotros, a rotring, trazábamos planos,

o te digo
que había tanta droga en la calle
que no merecía la pena otra cosa que dejar crecer la hierba entre las tumbas,
porque aquel cementerio de niños era un campo en barbecho hacia el pasado,

si te digo
que a los 18 años 30000 chavales se emborrachaban como un solo hombre
absolutamente todos los viernes y todos los sábados contando con la connivencia de sus padres
que les veían salir de farra, y al volver veían las vomitonas, y a la mañana siguiente las resacas,
y que el lunes volvíamos a clase y nos portábamos como profesionales, igual
que se portaban nuestros padres como profesionales en sus trabajos de mierda,

si te digo que había más bares que portales en todas las calles de Avilés,
que jugamos más a las cartas en la universidad que Aramís Fuster en su vida,
y que muchos miércoles nos emborrachábamos de delirium y nos saltábamos las últimas cuatro clases
y al entrar al bar estaban fregando y le dábamos la vuelta a cuatro sillas y nos tomábamos
veinte sidras, y ese dinero nos lo daba nuestra madre
para el plato del día.

Y después de acabar la carrera -ya en Madrid-
si te digo
que compartíamos piso y nos parecía que estábamos empezando otra carrera en otro sitio
y que vivíamos en un colegio mayor, nos parecía,
y los sábados hacíamos botellón en casa antes de salir
con la misma actitud adolescente que habíamos aprendido en Avilés
y nos parecía que los adolescentes auténticos nos retaban a duelo, pero los adolescentes
ni se percataban de nuestra presencia porque más que presencia en Madrid, lo nuestro era
ausencia de Asturias,
y que llevábamos un traje a trabajar que era un mono de trabajo más incómodo,
y que a veces salíamos por la tarde, sobre todo en verano, con el calor, y nos gastábamos
el sueldo en cañas
y cuando alguno bajaba al baño a cambiar el agua al canario se metía una raya
solo para verse más guapo en el espejo.

O si te digo que en casa a la hora de comer
nuestro padre daba un mitin diario y exigía aplausos puntuales en los puntos y apartes del discurso
y risas enlatadas en los comentarios hirientes
y las preguntas adecuadas al terminar con las que pudiera lucirse en la respuesta
-si no se las hacías te arriesgabas a correr delante de los grises que aún perseguían a tu padre- y de ahí quizá
nos viene este desinterés por la política que está permitiendo a la derecha gobernar
y que se está llevando nuestras vidas de traje a trabajar en un cochazo,
aunque el cochazo es del banco, y el traje, y la casa, y el garaje. Todo es del banco, hasta el futuro
de nuestros hijos.

Y si te digo que no hemos sabido plantar cara y encima ahora estamos estorbando
a los "adolescentes"
y que creemos que somos sabios y experimentados, y que por eso preferimos un cambio progresivo,
y los adolescentes reparan en nosotros de pronto como un obstáculo,
y es que nuestro cambio es tan progresivo que los adolescentes nos confundían con el fondo
y se preguntan ahora de dónde habremos salido tantos.

Tantos que somos mayoría y confundimos nuestra inercia con nuestra ideología
y llamamos a nuestro fracaso rebeldía, y estorbamos en los bares y  en las bolsas de trabajo, y estorbamos
en la idea y en la charla y en la lucha, y en la huelga
que ya no secundamos, y en la manifestación a la que ya no vamos,
y en rebajas estorbamos en las tiendas que sí abarrotamos, y estorbamos
cada cuatro años en las urnas:

si te digo que somos piterpanes obstinados
que de tanto gritar revolución perdimos la voz y la razón
y en su lugar nos han acostumbrado a usar un garfio,




tal vez no me creerías, pero tienes al alcance del valor tu propia historia
y ese valor consiste en no necesitar que nadie te lo diga.

estoy muy nervioso, pero bueno



voy a recitar este poema, 
es el primero que escribo, nunca me había  subido a un escenario,
lo escribí ayer por la noche, a ver si os gusta.

Me da mucha vergüenza, 
además,
con el nivel que hay...
se lo dedico a mi chica, que me está viendo,
[mirando al público, susurrando] -¡guapa!-
sin su apoyo constante y su cariño
nada de esto  tan bonito que me está sucediendo
hubiera sido posible.

Yo ya escribía de pequeñito, pero sin enseñárselo a nadie
y, bueno, tampoco aquello lo considero poesía,
eran mis pensamientos, 
los pensamientos de un niño.

Un niño inquieto, pícaro, 
inteligente, sí, pero un niño, al fin y al cabo,
en mi perfil de Facebook podéis ver alguna fotografía.
Normalmente llevo una encima, pero me han dicho 
que aquí no se pueden usar objetos.

Bueno, empiezo, que me enrollo más que una persiana.

El poema se titula 
"te quiero",
es un título corto porque soy de los que opinan
que los sentimientos más grandes se pueden decir con pocas palabras.
Se me ocurrió el otro día, cuando la vi, a mi chica, sonriendo.
Fue como un destello de amor, y ¿sabéis? tiene gracia,
porque al principio pensé en titularlo así, "amor",
pero luego pensé que quizá ella no lo entendería.

No es que no me guste la poesía críptica, 
pero creo que hay cosas que, siendo complejas,
aún pueden traducirse a palabras sencillas,
sin recurrir, por supuesto, a expresiones manidas,
sin emplear argumentos trillados que como poeta detesto.
Veréis, 
yo, funciono así:

noto un sentimiento y trato de reprimirlo,
pero como soy tan sensible eso no dura mucho
y sin querer brota como de una fuente
un crisol de palabras inesperado
que después, al leerlo, no me parece mío.

Mi poesía es como un vómito, me poseen las musas,
yo he sufrido mucho y al escribir se nota,
pienso que el bolígrafo es como una herida,
que mi sangre es tinta de muchos colores
y que el papel venda mi melancolía.

Una vez lo escribo no vuelvo a tocarlo
pienso que el poema perdería frescura
me parezco en eso a un poeta francés,
alguno lo conocerá,
Rimbaud, que en eso se me parecía.

Voy a empezar ya, se titula "te quiero",
como he dicho,
va a estar incluido en mi próximo libro
que saldrá en noviembre, 
toquemos madera.
Me lo autoedito, es poesía independiente
no me gustan los premios ni la competencia.
La portada la ha hecho un amigo muy íntimo
que no os puedo decir, es una sorpresa,
pero es un artista como un pepino
y estoy muy contento, es un privilegio.

Además tiene un prólogo que es una pasada
lo ha escrito un poeta superimportante
que le envié el libro, así, por la cara,
lo leyó ¡y le encanta! 
¡y lo ha entendido!

El poemario es breve, pero contundente,
se titula "Amor, pero del promiscuo"
me reflejo en él como en un espejo
porque soy sensible, pero cabroncete.
Antes era más, pero gracias a ella
me estoy reformando aunque a duras penas
porque discutimos por mi libertad
y le digo siempre: porque te amo tanto
odio transformarte, 
que es un verso mío,
bueno, un aforismo.

Por cierto mi twitter es "lovers", de "love", amor, y verso,
tengo diez seguidores, yo los llamo "folovers"
y sigue aumentando, la poesía ha vuelto,
yo qué culpa tengo.

La presentación del libro va a ser diferente
con guitarra acústica, algunos amigos...
he tenido suerte y en este mundillo
gozo de respeto, pero de cariño.
Os invito a ir, creo que habrá vino.
Bueno, empiezo ya:
Se titula "te quiero"
ya, ya lo he dicho. Es que estoy súper nervioso.

Pero bueno.



Os jodéis.

Alopecia VI

La autonomía es el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza racional

Immanuel Kant,
Fundamentación para una metafísica de las costumbres





¡Genética alopecia!
No es a ti.
¡Stress!, que a tus congéneres aplasta,
a ti tampoco es; ni va contigo
ninguna otra histórica falacia.

Asomas la cabeza del folículo,
contemplas tersa piel: erial
anexionado bajo el yugo
imperial de la vecina frente
es, más que cuero cabelludo.

Te atajan, y vuelves a surgir
como una idea;
tratan de convencerte de que ya
no eres de ahí
y muestras tu ADN deeneí.

¡Indómito cabello que galopas la llanura!
¡Azote de la tundra!
¡Aunque tu estirpe muera
y abdique su corona melenuda en un sombrero
tú resiste
y yérguete derecho en tu raíz!

Excusatio non petita...





gas Natural fenosa
(en minúscula gas, en minúscula fenosa, en mayúscula Natural)

un dibujo de una mariposa

un par de sellos AENOR:
Empresa registrada
Gestión ambiental

Cliente
Dirección
NIF/CIF
Domiciliación bancaria
Número de factura
Fecha de emisión
Forma de pago
Fecha de vencimiento
Conceptos tarifa PVPC
Periodo
Unidad/Base
Precio/Porcentaje
Importe (en euros)

Término fijo de potencia
Energía
Alquiler de equipo
Impuesto eléctrico
IVA (21%)
Importe total
Historial de facturación en kWh
Datos de interés
(según qué) BOE, los costes


Contacte con nosotros (lunes a sábado, de 8 a 22)
Número de identificación
Página web
Facebook de clientes
Twitter de clientes
Domicilio social
Inscripción
en el registro
mercantil.



Nos están robando.

Si no
no nos darían
tantas
explicaciones.

asco





Europa se tira pedos.
Su política
sus anexiones "pacíficas"
sus sanciones "económicas"
su Historia
su diplomacia
sus guerras colonialistas
su ciencia
su arte
sus matemáticas
solo son sus convulsiones
peristálticas.

El gas que permea el subsuelo
de ese viejo incontinente
al político europeo le hace pensar, indulgente,
que es mejor fuera que dentro.
Y cada cierto tiempo, no falla,
Europa se afloja el vientre.

Y se asfixian los de siempre.

¡camarero!







Sentado
en esta terraza
espero a que me atiendan.
Sentado en esta terraza a la sombra
de este árbol.

Busco el poema, palpo el hueco del poema,
calculo la idea
que encaja en el hueco

mientras espero a que me atiendan.

el tema al que aplicar la técnica
poética,

si es que existe la técnica poética,
si es que yo la tengo.

No importa eso, no importa si tengo o no
tengo
técnica:
espero el poema,
aunque hoy
quizá no venga.

Pienso que el poema se parece al camarero,
mientras espero a que me atiendan.

Sí,
yo también,
yo también  sonrío ahí,
en la terraza,
mientras pienso esto que os digo,
esto que os digo ahora;
cuando lo pensé
sonreí.

Como vosotros,
así que voy por buen camino
aunque no tengo tema

todavía.

No tengo cerveza

aún.

He venido a escribir un poema mientras bebo una cerveza
a la sombra
y no tengo cerveza
ni poema,
y aún así, creo que voy por buen camino.

Esto es lo que yo llamo
técnica
poética.

Todo en la vida,
toda la existencia humana
es digna de mención,
toda es digna de comentario.
Co-
mentario,
mentar algo conjuntamente,
ponerse de acuerdo en el nombre de algo,
para ahorrar explicaciones,
porque las palabras son atajos
para ahorrar sílabas,
para ahorrar saliva.
Para dejar libres los tímpanos
y escuchar mejor el rumor de la sabana
o de la pluvisilva,
por si viene un tigre
o una estampida de ñus.
Por si viene un simple mosquito
portador de la malaria
sediento de sangre mamífera.


No viene el camarero.

Tengo sed, no hace falta decirlo.
Sentado en esta terraza espero a que me atiendan.
Sentado en esta terraza
que el sol coloniza, moviendo la sombra de este árbol
tan ciego, tan justo,
tan democrático,
tan convencido de sus raíces, tan
vegetal,
que no mueve sus ramas,
que no las interpone
entre el sol y mi silla,
que no sabe que me estaba dando sombra,
o quizá me ha visto escribir y está en contra
de la tala incontrolada,
del afán humano por la celulosa.

No sé.
Lo humanos somos egocéntricos por naturaleza,
los poetas más,
como los árboles por naturaleza dan sombra,
como el sol se mueve millones de kilómetros
respecto a la tierra
y nos la quita.

El sol se ha movido
un millón de kilómetros
respecto a la tierra.
El camarero ni un metro
respecto a mí.

No tengo cerveza,
no tengo tema,
no tengo poema.

Pero tengo técnica
poética. Creo que estoy
en el buen camino.

Sentado en esta terraza
esperando a que me atiendan
los camareros, las musas;

palpando el hueco,
calculando la idea,
al sol,
bajo un árbol
que mira para otro lado.

Asombrado observa
la belleza infinita de una flor
y le da sombra.

Quizá hoy no era mi día.

el filtro del genio






El hígado de Lou Reed
murió en mayo.

Extrajeron al maltratado órgano
en un quirófano cualquiera de la Gran Manzana.
Fue a parar a una bandeja de metal
fuera de la vista de todos, excepto
la de la enfermera absorta
que pensaba vaguedades mientras sus blancos zuecos desapercibidos
materializaban el cortejo fúnebre.
El recipiente de la ingratitud humana es el vasto mundo.

Solo Lou Reed, al despertar,
notó que el dinosaurio

ya no seguía allí.

Aullido, (pero a Miguel Gila)









Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,
hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las barriadas de los gitanos al amanecer en busca de un colérico pinchazo.

Y aún éramos niños que jugaban a fumar tabaco a comprar cartones de tabaco
y a vender cigarrillos sueltos en el patio de la cárcel que los supervivientes del franquismo llamaban instituto.
Que recibían las hostias en todas y cada una de sus sagradas formas.
Que se ponían en fila en las aulas sin calefacción de los suburbios para aprehender la parte más violenta de la instrucción adulta.
Que hablaban entre ellos tapándose la boca y los oídos y aún así los ojos de la complicidad contaban sus historias.
Que hacía cola para humedecer sus ojos de pura rabia y aprendían a odiar el poder establecido con sus pálidas mejillas enrojecidas por el guantazo del maestro que al mismo tiempo empolvaba sus tiernas faces con polvo blanco de tiza precursora como el maquillador de una película de zombies.
Que abandonaron las escuelas y anegaron las universidades creyendo que el mundo era un embudo hacia el cielo con la ingenuidad del agua que fluye en círculos como si huyera de la atmósfera hacia otra atmósfera mejor atravesando el sumidero.
Que entraron en los bares de los viejos con el dinero de los viejos y bebieron la bebida de los viejos con furia renovada, un joven bebe lo de diez viejos lo de cien viejos, sacando el polvo de los estantes rascando el fondo de las barricas, llenando de vómito cada retrete cada alcantarilla cada intersticio de la ciudad de norte a sur, de oeste a este de la península.
Que se durmieron en las aulas magnas en los pasillos de los aularios en las cafeterías de Medicina de Económicas de Biología de Derecho de Filología. De los conservatorios entre nubes de maría y salmodias corales y escalas de teclados en el piso de arriba, de violines en las microscópicas salas de estudio, preludio de los estudios y las buhardillas que la ciudad tenía previsto alquilarles para que compartieran su rutina. Y lo hicieron.
Viajando al exilio de la colmena a través de autopistas asfaltadas para ellos, sobre raíles fijos al suelo indicando la única salida para ellos.
Mientras los viejos ebrios de dinero observaban su éxodo como los pescadores imaginan retorciéndose a su cebo bajo el variable espejo de las negras aguas que rodean a la luna.

¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
Moloch hambriento dios inmaterial que sacia su agujero negro con la pura potencia de infancias materiales.
Moloch el alquiler inmenso el aval del inocente a mil kilómetros.
Moloch el euro que no alcanza al periódico al café con leche al pan.
Moloch la gasolina el alquiler de la plaza de garaje la zona azul la verde la naaranja. El seguro la viñeta el certificado médico del médico que certifica la asunción del nuevo statu quo con un fonendoscopio adherido a la piel sudada de la espalda como una sanguijuela ahíta pero acaparadora.
Moloch la mirada del compañero tras el panel del cubículo, reojo de caballo de carreras antes de la salida del grand prix.
Moloch la pole position ante la puerta automática del metro en el vagón que deposita el cargamento humano frente a la curva que desemboca en la escalera automática también que solo es de subida hacia otra puerta de tren o de autobús.
Moloch la prisa por ser el primero en alcanzar el ascensor que nos lleva a la rutina bajo la mirada distraída de los mil seguratas que vigilan a los negros de nosotros a los latinos de nosotros a los pobres de nosotros a los parados de nosotros y están plagados de tatuajes como cutáneas afecciones supuradas que propagan vítreos virus mentales administrados por los rayos catódicos por las pantallas planas de cristal líquido de plasma LED táctiles o teledirigidas.
Moloch las pizzas Moloch el sushi Moloch la agricultura ecológica Moloch la náusea ante el espejo los complementos vitamínicos y hormonales en el gimnasio a las seis de lamañana o a las doce de la noche.
Moloch el matrimonio coyuntural las hipotecas el semen enriquecido con enzimas resbalando por el rostro en dirección a la vagina cuyas inmediaciones depiladas imitan la inocencia del universo con su sardónica sonrisa.
Moloch mental de sueños transplantados, cráneos juveniles como jardineras apiladas en las estanterías celestes de los supermercados.
Aparcamientos gratuitos para entrar en misa aparcamientos gratuitos para entrar en galerías comerciales aparcamientos gratuitos para entrar en mueblerías nórdicas en la ribera del Mediterráneo, en tiendas de electrodomésticos en agencias de viajes a las fotografías de las revistas al último fotograma de las películas.
Aparcamientos prohibidos para entrar en los colegios y en los hospitales aparcamientos reservados para entrar en los museos y en las cárceles y en los ayuntamientos y en los cementerios.
Moloch infinito adverso genético continuo transparente aéreo subterráneo hueco húmedo tácito vírico.

Miguel Gila, estoy contigo en la trinchera donde estás más loco de lo que yo estoy.
Estoy contigo en la trinchera llamando por teléfono al enemigo
Estoy contigo en la trinchera descolgando ese teléfono entre bombas y napalm
Estoy contigo en la trinchera con el pecho oprimido entre la multitud y una valla azul que empuñan los antidisturbios
Estoy contigo en la trinchera rodeando el congreso y siendo observado desde una ventana mientras el café caliente empaña el anteojo del político
Estoy contigo en la trinchera y no llevo papeles y no me identifico y soy zarandeado y secuestrado en el centro de Madrid estabulado en la calle de Alcalá con los nardos apoyaos en la cadera
Estoy contigo en la trinchera contra vecinos aulladores que precipitan cabras los domingos al abismo, que prueban pirotecnias en los culos de las ranas
Estoy contigo en la trinchera solicitando revisiones de préstamo desnudo en el hall de los palacios que okupan los banqueros
Estoy contigo en la trinchera nadando entre las lágrimas de desesperación del que confunde el mero alivio con la felicidad y olvida el sueño del futuro.
Saboreando cada litro de oxígeno que robo a las máquinas de guerra tragaperras cada gota de agua que hurto a los mercados cada descarga eléctrica que no declaro e ilumina mi interior en el lugar que el sol ocupa en mis recuerdos y aún da luz en contra de todos los gobiernos.
Estoy contigo en la trinchera pensando por mí mismo acodado en el barro viendo mis piernas marcar su propio ritmo haciendo un mundo a la medida de este mundo un tiempo a la medida de este tiempo un hombre a la medida de cualquier hombre
agradeciendo con sonrisa involuntaria contigo en la trinchera cada gota única de lluvia.

La página en blanco, o el campo de Higgs




El poema sería el punto de equilibrio entre dos universos poéticos.

La clave del poema es que su carga poética sea cero, de modo que cualquier carga -poética-, positiva o negativa, lo desestabilice; dando así lugar a un big bang del que surja un universo poético.

Podemos decir que los poetas tienen carga poética positiva, ya que generan poesía, y que los lectores tienen carga negativa, o carga anti poética, ya que la demandan. También podríamos decirlo al revés, dado que es una cuestión de mera nomenclatura, o de punto de vista, como ocurre con la materia y la antimateria, o con las cargas positiva y negativa del electromagnetismo. De cualquier modo, el punto de equilibrio, el ¨cero poético¨ sería el mismo: el poema.

Parece paradójico, pero dentro de los límites de la analogía no lo es. El poema como equilibrio naturalmente inestable, como singularidad, como objeto literario que encierra mundos gemelos a cada lado de sí. Tan infinito uno en sus interpretaciones como insondable su opuesto, tan profundo un extremo cuan aguda la capacidad de escrutinio del otro.

Un agujero negro de proporciones humanas, y la forma poética -sea cual sea- conteniéndolo, como horizonte de sucesos.

como niños





Como niños, nos tratan,
jugando, cuando nuestro Padre avisa:
“terminaréis llorando”
y así es.
Lloramos de camino a nuestra casa
con el cráneo ensangrentado de uno de cada diez
la moral alta mientras queda adrenalina en el cerebro
mientras aún oímos rimas y apellidos
de políticos, banqueros, policías.

Pero la sangre cauterizada
la adrenalina disuelta
el eco difuminado
la noche de azul marino
las sirenas helicópteros
noticias de vandalismo
nos recuerdan al volver
por qué salimos.
Y las lágrimas se estancan.
Volveremos a salir
mañana mismo
y el estado cumplirá su profecía
otra vez
“terminaréis llorando”
mientras suelta la correa del fascismo.

oleaje




Amo el oleaje porque me recuerda a tu respiración:
cuando en la hora de irme temo
no volver
de la oscura travesía.

Me gusta escuchar que navegas tu sueño
si yo soy tu costa.

Creer que al dormirme mi Ítaca
se ancla en tu cama.

Y partir.

En blanco en Navidad





Sigue, Navidad, año tras año,
nevando en los grandes almacenes.
En las pupilas de los niños que, éste también,
ven a Macaulay Culkin por la tele.

En los dibujos animados,
en los anuncios,
en el belén.
Tú sigue navidad, nevando en todas partes
menos aquí en mi calle,
donde yo duermo ahora a la intemperie.

Nieva si quieres en mi casa, dentro.
Ya nadie vive allí. Tú nieva.
Ya nadie paga las facturas de la calefacción
para que el vaho no empañe el villancico; nadie la luz,
para lograr intermitente brillo en el abeto.
Allí ya solo duermen sueños congelados,
allí puedes nevar como en mí nievas hace tiempo.

Pero si en mí ha de ser, no sea sobre mí -nosotros- pido.

Nieva, sigue nevando, Navidad,
sobre los techos de los que tienen aún hogar
y un clima cálido en el pecho.

Y déjame, déjanos, dormir calientes.

En la calle,
como regalos que los pajes de los Reyes
juzgaron mal envueltos.




Mañana



Mañana abro la jam session de Diablos Azules. He elaborado un poemario muy breve, para la ocasión, titulado "Concesiones a la galería".

Se podrá ver por la hoja en blanco? nunca se sabe.
Comienza en teoría a las 21:00 (hora española) pero seguramente se retrasará, porque, entre otras cosas, yo salgo de un curso a esa hora y tardaré 40 minutos en llegar.

http://www.lahojaenblanco.es/

Aprovecho para saludar a todos los que me leéis aquí, no me quiero poner muy emocional, pero gracias.

Madrid a cara o cruz





La vieja compungida
habrá hecho la cama y, sin ducharse,
con la bata de verano,
baja a la calle,
va a la compra.

Pide un café en el bar de la esquina
y en voz baja un anís
para endulzar ese sabor tan plano
de la leche, del café, del día,
de la vida.

Antes de ir al mercado
se toma otro chupito
y llega
disimuladamente
hasta un extremo de la barra.
Paga el café  y lo demás
con los cincuenta euros que le quedan
y así se olvida
de su difunto marido
y de sus hijos
que nunca la visitan
y del recibo de la luz,
y de la compra,
y de las dos semanas sin dinero
si no le toca el premio
de la máquina.
Y se zambulle en ella,
y ve la luz del cielo
en sus bombillas
y oye la música
de la Esperanza.

Y dobla una y otra vez su premio
hasta que no le queda nada
y dice adiós al camarero sin mirarle
y sale
y tiene un zumbido en la cabeza
y se arrepiente
y repasa lo que hay en la nevera
e inventa un libro de recetas
con dos cebollas
tres kilos de patatas
siete huevos,
una botella de ginebra;
mientras regresa
con la cartera vacía
y la tristeza llena.




Se cruza, pero no se da cuenta,
con otra vieja
que sale de su casa sonriente,
oliendo a lujo y a facturas pagadas,
a seriedad y a autosuficiencia.
creyéndose mejor
sintiendo lástima
por las que pierden su pensión
por las ranuras
de las alcantarillas.

Ella, que gana varios sueldos,
ella, que no ha apostado su dinero en la vida,
ella que juega con ciudades
como si fueran fichas de un casino,
con personas como si fueran dados,
consigo misma
como si fuera Alicia
en el país de las Maravillas.

Más por menos II (Hada Madrid-nah')





ÉRASE QUE SE ERA una ciudad hacinada
con millones de vecinos encerrados
entre zanjas y oficinas.

Toda la gente sencilla
enciende bien de mañana la luz
para alumbrar el camino
a su trabajo, porque madrugan
y al salir, precipitados, es aún
noche cerrada.

Como la ruta es larga
y los del Sur van al Norte
a trabajar y los del Norte al Sur,
para que no les distraiga
ni la salida del sol ni el canto de las cigarras
hay una red subterráquea de distribución de obreras
hormigas que, quizá por ser de hormigas, las cigarras
dicen que es formidable.

Y lo es:
son sus túneles amplísimos y están bien iluminados
y tienen megafonía
y siempre están impolutos
y podrías comer del suelo o dormirte sobre un banco,
pero no tengas cuidado que también hay empleados
que te lo impedirían.

Y hasta aquí llega la trama de este cuento inocente,
ya tenemos dando vueltas subterráneas a la gente.

Esto ocurre aproximadamente un par de veces al día
porque a comer no hay tiempo de volver con la familia,
así que hasta que se pone el sol
Esperanza, esa tía,
(lideresa, supertiesa, que se cae de un helicóptero con Rajoy y sale ilesa)
está tranquila.

Porque no se mueve nadie de su puesto de trabajo.
Mientras tanto ella disfruta de su trabajo supuesto:
"Presidenta del gobierno de un país imaginario,
dictadora de una, en quiebra, autonomía.


Yo no sé si Esperanza se ha leído Cenicienta
ni sé, si se lo ha leído, si ha leído la versión
de los psicópatas Grimm, que es la versión que da grimma,
en la que las hermanastras se cortan una los dedos
para calzarse un zapato y otra el talón,
o se ha leído la típica,
la de la tía con poderes, la de los ratones-équidos
tirando de la cucurbitácea,
la del zapato olvidado de cristal,
la que conocemos todos por Walt Disney,
que es la de Charles Perrault.

No lo sé, pero me inclino
por creer que ella se inclina
por creerse nuestra puta hada Madrina.

Porque si no no se explica el motivo que la anima.

A quién va a joder ahora, es lo que hay que preguntarse,
cuando la gente no tiene dinero para pagarse un taxi
hasta ningún lado, y a las doce de la noche
el tren metropolitano
como no te halles ya dentro calabazas te habrá dado.

A quién más querrá joder
¿no tiene bastante con todos
los demás que no son ella,
que tiene que ir, como Luís Aragonés,
a por ellos oé, a por ellos oé,
a por ellos oé, a por é oé oé...
?


Ya me sentía ceniciento
cuando andaba por la calle entre la mierda del cielo,
que esa es otra, la hermanastra más pequeña,
la Botella, vive dentro de un palacio que es una lámpara
que no concede deseos porque el ladino Aladino que es Aznar
nunca la quiere frotar...

Ceniciento sobre el suelo,
bajo tierra Cenicienta.
Más por menos. Eso son los madrilenos
con horario de oficina.

Mientras tanto, los mineros,
sin trabajo, ya caminan
sobre el suelo una nueva Marcha Negra.

los Poetas





No tengo nada en contra de Neruda,
pero no lo releo, no lo escucho,
no lo admiro extáticamente,
no investigo su periplo ni político ni literario
ni vital,
no me inmiscuyo en sus conquistas amorosas,
no violo su correo,
no sigo su estela de reliquias
ni visito santuarios
edificados
sobre sus huellas.

No tengo nada en contra de Neruda,
pero no asisto a conferencias
dictadas por expertos sobre él
ni sobre su influencia,
no indago en la poética oculta
tras la poética inmediata
que ha convertido en mantra adolescente,
en eslogan, alguna de sus frases
como "me gusta cuando callas
porque estás como ausente".

No pienso si él buscaba que sus versos
hechos frase
forraran las carpetas de las niñatas bien.

No me peino como él, con gorras proletarias,
no llevo siempre traje, como él;
no imito su no-saber-hacer al recitar,
que le ha hecho más famoso aún
de lo que era por lo que sí sabía hacer.
No he convertido la militancia radical que nunca tuve
en una aura diplomática,
no busco interceder entre masas y gobiernos.
No tengo largas charlas con mi humilde cartero
como si fuera Dios interesándome por la cojera de Moisés.

No espío a hurtadillas a Nicanor Parra.
No leo a posteriori a Darío.
No rebusco en España, no enamoro
a gráciles muchachas a distancias oceánicas.
No ignoro en medio de la noche si no soy,
acaso, El Más Grande Poeta de la Historia.
No pinto con una brocha blanca
la silueta de mi sombra, no colecciono nada:
ni mascarones sueltos
de necesarias popas olvidadas,
ni caracolas muertas,
ni ingredientes sine qua non para la poligamia.

No estoy enamorado.

No estoy desesperada.

No canto sin guitarra para que guitarristas sin talento
de otros mundos futuros canten mis alabanzas
como si fueran suyas, y traten, a través de mí,
de hacer lo que no saben.

No tengo nada en contra de Neruda,
y sin embargo comienzo con un NO
-No tengo nada en contra...-
y sigo con un PERO
-pero no lo releo, no
lo escucho...-

Yo soy de ese futuro de Neruda
en el que todo está globalizado,
esta bola del mundo en órbita se funde
y todo se conecta
y Google  no distingue cualitativamente,
todo lo cuantifica,
y así,
hoy,
al preguntar por él
al nuevo oráculo de Delfos que es Youtube,
apareció, ceño fruncido, ojos mirando al infinito,
brazos cruzados, como una imagen mística,
apaleada, de la melancolía
-y eso sí que es triste, y no
lo de "la noche está estrellada y tiritan,
azules, los astros a lo lejos"-
donde debía estar Neruda recitando,
un tipo impresentable llamado Álex Ubago.

Y eso sí que no...


no tengo nada en contra de Neruda,
y no será su culpa, porque murió hace cuarenta años,
pero a sus compañías en el mundo actual,
en el tiempo de hoy, que es el mío
yo no las trago, no las tolero.
Y, a partir de ahora, ya a Neruda no lo busco nunca más
y si lo encuentro habrá de ser en un solo lugar:
no vuelvo a detenerme en sus palabras
si no se hallan ellas detenidas
en un libro, en una librería,
y no uno digital, sino un objeto,
un ente material que yo pueda tener entre mis manos
hasta que me apetezca, y vuelva a dejarlo
donde estaba, en una estantería junto a todos
los Poetas
y junto a nadie más.

Recortes

 
 
 
"Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos."
Apocalipsis, 19:14
 
 
Decretado el exterminio de la Humanidad, los Jueces Cósmicos enviaron cien millones de pavores a la Tierra. Todo aquel que al ver un pavor frente a sí comprendiera su naturaleza perecería inmediatamente. Se preservaban gracias a esta modalidad formas de vida no humanas. Plantas. Animales. Bacterias.
La extinción se completó en el tiempo asignado: una centésima rotacional terrestre, de tal modo que el planeta fue abandonado por el último pavor en el momento exacto en que se iniciaba un nuevo ciclo estadístico de supernovas. A esto se le llama en la jerga del Alto Tribunal "poner en hora un mundo".
La Humanidad sobrevivió, empero. Se libraron de la muerte los siguientes individuos:
Invidentes: 40,021.206
Niños que jugaban durante el proceso al escondite inglés sin hacer trampa: 10.080
Enamorados esperando un beso: 2.932

El Funcionario Revisor de Plagas dio cuenta de dichas imperfecciones en su informe reglamentario, ante el cual, el Juez de guardia del Alto Tribunal emitió la siguiente Providencia:

"Se procederá a la nueva puesta en hora del mundo Tierra transcurrido el presente ciclo estadístico de supernovas. El procedimiento de exterminio definitivo será dictado por el Servicio Cósmico de Peritaje para Extinción de Plagas. Dicho procedimiento deberá ser tipificable como "severo" según la tabla universal de riesgos programados, como rige la Normativa de re-extinciones.
No se estima la apelación del Defensor de Especies Ignorantes acerca de la inocencia de los individuos supervivientes, debido al altísimo porcentaje (triplica la tasa permitida para mundos planetarios; sería punible , incluso, en un mundo estelar) de cabrones entre los invidentes humanos, que es idéntico al de la Humanidad previa a la extinción pavorosa.
No procede la suspensión, por tanto, de los trabajos hasta que todos los humanos sin excepción perezcan.
Este Tribunal se reserva la potestad para actuar del mismo modo, sin perjuicio de lo anterior, contra palomas o cualquier otra especie o género concreto que ponga en peligro la convivencia y el orden natural de ese y/o de otros planetas próximos.
Se considerará esta sentencia firme y se hará efectiva en el plazo estipulado."


Mientras tanto el Mundo vivía un nuevo amanecer plagado de supersticiones y palomas.


diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...