poeta





Dicen que un poeta ha de haber leído,
que un poeta es como una antena parabólica de sueños 
de emociones
y de belleza;
que un poeta no pisa el suelo nunca, va por el aire
porque flota, ligero como un átomo de oxígeno,
pero también hoja de árbol, pluma de gaviota,
beso hacia barco que zarpa entre brumas…

y que un poeta se cuela como la brisa
entre los labios de azúcar de los lirios
entre el cabello ondulante
de las ninfas;
entre el valor y la furia,
el miedo y el llanto,
dicen.

Yo he querido ser uno de ellos.
Creía de niño que me iba a estallar el tórax,
sentí en mi instinto el aroma de la tierra 
antes de la tormenta, en mis nervios
su tensión eléctrica,
en el estómago su voltaico vacío, 
preludio del rayo de la palabra.

No flotaba,
me arrastraba bajo el peso de un abismo,
tronco de árbol enraizado,
gaviota empapada de lluvia,
ala salvaje en cielos de plomo.

No. Yo no flotaba.
Suspiro lleno de sólido,
vacío de aire y de brisa y luz
entre los labios de azúcar
entre el cabello ondulante y lejano.

Poeta, 
cómo ser otra cosa.
Qué medio para abolir el mundo y seguir en él
preso del tiempo.

Cerré los párpados.

Me deslumbró una ráfaga
de silencio, y no había nadie.

Y de la nada se desprendió una nada
memorable.

La calidad del silencio





Una letra
como la nota de un piano
sonando para provocar otra
propiciando el intervalo.

Y aún cree el bolígrafo
que él es el más importante,
mientras
calla el papel.

Una letra
final.

Oigo trepidar las nubes
como banderas.

La calidad del silencio
es tal.

¡Revolución! ¡Palabra de cautivo!





Antes que el sol la estirpe se levanta
como la flor que extiende su corola
vacía de luz, raíz callada y sola,
cuerda vocal que oculta vibra y canta.

Al arrebol regresa extenuada
pone la tele y mira inconsciente
entretenida y muda ya la mente
hasta la consiguiente madrugada.

Nadie parece haberlo percibido,
pero vivir es verbo reflexivo:
si no se vive uno se es vivido.

¡Revolución! ¡Palabra de cautivo!
Haz resonar lo malo conocido,
¡devuelve al Hombre al Reino de lo Vivo!

tampoco es para tanto





Mantengo
en la memoria del iPhone
tu último WhatsApp.

Como la madre
que al volver del entierro
decide no ordenar más
la habitación.

Con todas las letras




Hoy la primera plana del diario
la ilustras tú,
con tu cara de plomo.

Qué significa tu cara,
qué representa,
cómo inmolar un rostro
sin persona.
Qué sistema es este que despliega
los conceptos mirada e idea.
Cómo llega a La Presidencia
un
S-I-N-V-E-R-G-Ü-E-N-Z-A.

Dónde, a qué nivel dérmico
reside tu escudo inviolable.
Cómo sabrás tú quién eres
si empleas tu piel
como máscara.

No espero respuestas,
paso página.

me pregunto




cuando perece,
el tronco de árbol,
en qué lugar dejó de ser
un tallo verde al que el viento mecía,
cuál fue el anillo que le hizo adulto,
dónde comienza esta agonía.

Qué día, sino hoy,
es el penúltimo de nuestras vidas.

el sol trata






el sol trata de salir de una montaña
pero sus rayos aún
solo me sobrevuelan
Penumbra compartida
entre la infinitud y un menda
tristeza sin más sentido
que la alegría.

No soy un dios
y hoy tengo un día de trabajo irrelevante
en mi agenda:
la escribo con mi sombra.

Qué humana ausencia
de gracia luminosa nos iguala
con animales, plantas, rocas...

opacidades ignorantes.

La vida sigue, etcétera

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...