estupidez





Aguo tu carefree
aguo tu carefree
aguo tu carefree por julais
uso me la peláis, hay domingos
hay gato carefree
¡Gato, gato! ¡Hay gato carefree!

Hay polen chingón
Hay polen chingón porque mercan,
artista y alcohol, y porreas
Hay polen chingón, eah
gato gato, hay polen chingón.

Hitler es blandiblú, eah
Hay canguelo uber, degüello dócil, hay budú
bata y app cuqui tú,
men, hay bocao, tampoco
O Olajuwon, pussy mil peines,
O Olajuwon pussy brie.
O Olajuwon tú carefree

Habláis y moduló
hay cable USB muy simplificao
simplificao
Simplificao y tú ahí, ay, ay
Hay montón fusil Rajoy Brey
Gato, o queréis o hay ONU

No uséis final fusil
Hay gato carefree
hay gato carefree
aguo tu carefree, eah
aguo, aguo, aguo, aguo tu carefree.

Escribe un mensaje









Escribí un wasap para mi novia y lo envié al grupo del trabajo.
Al día siguiente me despidieron.
Entonces escribí un wasap para el grupo del trabajo.
Y se lo envié a mi novia.
Ella me dejó.
Les escribí un wasap a mis padres, pero se lo envié a mis amigos:
los amigos me echaron del grupo de wasap y fueron bloqueándome
a medida que leían mi mensaje,
aunque yo les escribí un último mensaje, que envié a mis padres,
por lo que mis padres abandonaron el grupo de la familia,
lo que cabreó a mis hermanos, que me echaron del grupo
(espero que entre ellos se wasapeen, por lo menos).
Deberíais probar a enviaros a vosotros mismos un wasap.
Yo lo hice el otro día, pero en vez de enviármelo a mí se lo envié a nadie;
así que ya no me hablo.

Yo no me hablo con tipos que ya no se hablan conmigo.

Un wasap es lo mínimo.
Si no te envían un wasap puedes dejar de hablarles,
porque es lo mínimo.
Aquel que te critica a tus espaldas te envía wasaps mientras te critica.
Y te pone emoticonos por tu cumpleaños para no pensar en qué más mentiras decirte,
porque sabe en el fondo que tú también sabes que te critica, así que qué más da.
Un puto emoticono. Pero te lo envía.
El que discute contigo por todo y se caga en tu padre cuando se va por el pasillo de la oficina
también te lo envía. Aunque sea para demostrar deportividad, para demostrar que es
un buen profesional. Para demostrar que eres tú quien no le traga.
Te envía el wasap para dejarte mal, pero te lo envía. Es que es lo mínimo.
El marido de tu prima te envió un wasap cuando estuviste en el hospital.
El vecino un wasap cuando la inundación.
El concejal cuando lo de aquel caso de malversación en la trama Púnica.
El poeta, cuando otro tuvo un acceso de pánico escénico.
Todo el mundo envía wasaps porque es lo mínimo.
Yo recibo wasaps desde que estoy en el trono fabricando un truño a las seis de la mañana.
Mis colegas juegan a ver quién madruga más, quién es el más pringao.
“Una foto del amanecer en Avilés lleno de humo y de rayos de luna”.
Una foto de un croissant recién descongelao y un café que describe una situación mágica
de calma de confort y de penumbra. De lo que te quita wasap.
Porque lo mínimo ha de ser incómodo como un traspiés, pero profundo
como una sima. Porque ha de atrapar sin solución a aquel que no repara en su destino.
Al que no haría nada o lo haría todo de no ser por wasap.
Al que flirtea con el todo como si la nada.
Wasap wasap wasap
wasap wasap wasap
De la mañana a la noche
20 wasaps por minuto:
tiempo digital, cronómetro del corpúsculo lumínico...
oh, wasap, mínimo común múltiplo, Divino Número.
Me voy a comprar un teléfono prehistórico, te lo garantizo,
te lo juro ¡oh, wasap,
agujero negro de lo poco humano que nos hizo únicos!

Camino del micrófono







Camino del micrófono
un día amarillo de verano
sin ropa para luegos, sin mañana
solo ahora ahora ahora ahora
y dentro de un momento ante el micrófono
pero no para decir, debéis creerme,
yo ya lo he dicho todo, y era poco
ya solo cambio las palabras
le aprieto los tornillos a la tinta
digo lo mismo y me divierto
poniendo otra voz.
Me cambio de sombrero, carraspeo
vocalizo como si fuerais sordos
escenifico un breve personaje.
No invento nada, escucho a otros
que antes que yo y después pronuncian
mis palabras. Bebo un trago de cerveza
¿por qué no?
No voy a pilotar ningún avión
solo vengo a ser yo mismo
separarme de la nada con tu ayuda
aprovechar la cama elástica del tímpano
ejercitar la libertad de estar
acompañado.

paloma de la paz





Las palomas escoltan su mundo -a paso de oca-.
Ignoran lo humano,
no conocen el código de circulación.
Trazan líneas rectas 
-en su geometría distinta a la nuestra-
que nos parecen erráticas, curvas,
aunque luego nos congratulamos de su orientación.

Es sencillo, no hay solo un mundo.
Lo que en el nuestro es una paloma, en el suyo
es un mariscal.
Y al neumático que aplasta su cráneo
las palomas llaman rayo.

cristales






la seguridad de las calles
está empezando a asustar, a resultar
alarmante.

Jóvenes extranjeros
armados hasta los dientes
llenos de esmalte
conduciendo vehículos
de gran cilindrada
en dirección perpendicular
a los escaparates.
Su proyección delictiva
es la propia de un lunático,
rompen la luna y se llevan
los cristales,
un poco a lo Woody Allen.

Ya se me están quitando las ganas
de tener una joyería, no te jode,
en Claudio Coello.

Los burgueses otra vez
tratando de imponerse a los salvajes.

jodido y azul






Hube de encontrar un bolígrafo
un jodido bolígrafo azul
para contar lo que me pasa

Busqué el jodido bolígrafo
como te habría buscado a ti
si no hubiera sabido dónde estabas
pero lo sabía claro que lo sabía
lo sabía porque estabas a mil millas
marítimas de mí aunque te tenía ahí
y no lo veía
y por no verlo crucé el océano
en la dirección contraria
hasta tenerte a mil millas
marítimas

hasta encontrar
este bolígrafo

jodido y azul.

Nos atiborrábamos de gominolas los domingos




Nos atiborrábamos de gominolas los domingos
mientras veíamos la película en el cine de Los Fresnos.
Íbamos desde Avilés en el coche de David
un volkswagen golf rojo tomate exprimido.
Salíamos los sábados a muerte y el domingo
el cerebro se dejaba guiar por la ficción
la alternativa era el vacío.
Tal vez el músico había conseguido acertar
con una o dos notas en las dos horas de rigor
y después había deambulado por el baño y la cocina
mientras reunía el valor para decir un "hasta luego" convincente en el salón.
El azúcar de las gominas nos amamantaba
como las anfetas conjuraron el frío de los nazis,
se cernía sobre nosotros la culpa de no estar haciendo lo correcto
de cruzar tal vez el límite de la permisividad de la vida
el miedo a no llegar a ser lo que uno-solo sabe que debe ser un día.
No nos merecíamos el futuro, creíamos.

Y los mismos que nos alimentaron la conciencia
con el cine americano en donde hasta los delincuentes eran profesionales
los que nos cobraron 2 euros por 100 gramos de aquellas gominolas
los que nos obligaron a poblar vías férreas y carreteras y autobuses urbanos
y nos subían el precio del abono en navidades, esos mismos
son ahora los que nos bajan el sueldo y nos suben la hipoteca
y juegan a las carreras con las nuestras
y nos echan la bronca por quemar el planeta
y por no reciclar
y nos hacen ahorrar nuestro ocio para el futuro.
Y nos hacen creer que tampoco merecemos el presente.

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...