Eco.



El ruido fuerte del tren del que acabo de bajarme
saliendo de la estación, adelantándome,
rugiendo como una amenaza,
comparando su estruendo con mi peso,
como si fuese a descarrilar, como si no
cupiese por el túnel de salida,
como gritaría un suicida.
Quiero gritar yo de miedo y pienso qué.
Te recuerdo inmediatamente,
bajo aquella autopista urbana
gritando te quiero, y era a mí.
Y no es justo, aún el tren no termina de salir.

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