Me estás destrozando la vida
si la vida era aquello que vivía por mí
eligiendo influencias.
Si era ese continuo de yoes en un laberinto
como migas de pan marcando el camino de un nombre y algún
apellido. A ti ahí, en esa serpiente de tiempo no se te preveía,
y viró mi timón y enhebró
otro rumbo.
Y en mis estanterías la invasión de tus libros
y el colchón para dos en la habitación, y en el salón
la jungla facsímil sobre la que llueves
cuando amaneces.
Y en el baño tu cepillo de dientes, húmedo
la mitad de las veces.
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