De qué hablan los poetas,
me pregunto,
mientras clavas tu hipoteca
en mi hipoteca blues.
Y tú, grandísima hijaputa,
tú, gran banca,
no te preguntas nada,
solo haces números.
Ya en la calle
se me clavan las pupilas en el suelo
como pinchos traperos,
y así es como seguirán por muchos años.
Y mientras tanto, sobre mí, azul, el cielo,
negro de pájaros.