ye lo que hay






Losa mental.

Aparato crítico, espiritual, ideal, o como quieras llamarlo que se impone a la materia y la aplasta. Solo la materia puede resultar aplastada, nunca la idea. La idea no ocupa espacio, 

el saber no ocupa lugar, etcétera. A mí me pasa.

A mí me pasa que mis ideas me aplastan, no yo a mis ideas. 

Y mi esencia es ese aplastamiento en mi materia. 

Así mi materia sabe que es mía, así

yo sé que soy, y soy yo.

Una especie de obstáculo para la idea del que mis ideas surgen envalentonadas.

Un lastre, o un diezmo de todo pensamiento cosechado en mi materia. Una deuda ante la tierra.

Y no es posible no pagar, porque en el fondo no es deuda.

Tal vez sea un intercambio por la energía que encierran los átomos. Tal vez

sea un intercambio, un freno, la fuerza normal, que se opone a toda fuerza.

El mundo es un revoltijo de suma cero y lo sabes, como diría Julio Iglesias.

El mundo es un revoltijo de suma cero y tu negatividad, tu resistencia ante el abandono cósmico,

resta una suma muy alta. Da lo mismo el signo, es necesario resarcir cada guarismo,

después de un ripio una frase prosaica, por ejemplo.

Después de una idea el peso ficticio de esa idea sobre la materia.

Una losa de marmol sobre la idea de primavera que aplaste a unas cuantas margaritas.

Una losa de metafórico mármol, claro, ideal, blanca, prístina.

El sacrificio de Apolo ante Dionisio no es sacrificio, es mero reparto.

Hubo, al principio, dos opciones:

la primera era que todo fuera lo mismo.

Escogimos, 

por tanto es la otra.


#salvemoslanavidad

 






La Navidad llega

como las cosas que llegan sin esperarlas.

Como la hiedra que cubre los muros a su ritmo

como la nieve que cubre la hiedra.

La Navidad llega

como un virus.

Y tú estás viendo los anuncios

apocalípticos de La Lotería

o del turrón que vuelve

y quieres volver, es normal.

Pero el virus respira en tu sangre.

Tu sangre, que no se distingue de la de tus padres

y tus abuelos y tus tíos

que aún están bien y se ríen

y disfrutan el vino.

Tú quieres volver como el árbol y los villancicos.

Tú quieres volver como el belén y el vino y el turrón y La Lotería.

Como el sorteo de los huérfanos cantarines.

Porque nunca te toca y no crees que 2020 sea el año.

los últimos siglos

 


Los griegos del último siglo oscuro estaban hasta los huevos

de la oscuridad, la religión, la locura, la destrucción de tantos siglos.

Quisieron cambiar por que ya tocaba. Ya se habían probado las vías

todas del individualismo, las guerras ganadas, el sufrimiento sin castigo.

Se hicieron ilustrados porque la luz brota de la nada, y ya no se veía un pijo.

Y llegó la filosofía y la ciencia y la técnica y la academia y la democracia.

Y llegó mucho después tras un apagón otra ilustración de secularización y de matemática.

Y llegó la literatura y la historia y la economía y la hermenéutica y la física cuántica.

Y empezó a deslumbrar tanta luz nuclear y llegó el vértigo y el fascismo y el endiosamiento.

Y la perfección.

Y anochece en el mundo y los griegos del último siglo lúcido

tenemos sueño.

x2

 

Te lo voy decir dos veces

Te lo digo otra vez

te repito lo que te digo

te lo repito.

Porque a la primera

porque a la primera vez

no lo entendiste.

No lo entendiste, no

y mira que te lo dije.

Te lo dije, pero ni puto caso.

Ni puto caso.

Estoy bastante harto de ti y de mí y de nosotros

Estoy bastante harto

de ti

y de mí.

Es claro que se da

 




Las leyes de la física han producido vida,

pero la vida no viene de las leyes de la física.

Es claro. Si quieres plantar vida has de prepararle un mundo con sus leyes.

Las leyes son de la vida en este mundo.

La vida surge si se da la ocasión y no otra de la vida.

¡Qué maravilla ser vida y saberlo!

No.

Es que se da.

Igual a cero

 




El mundo se enfrenta a un antimundo

y permanece constante la suma

aquí de atrás a adelante y allí

de adelante a atrás.


Y cuando miras un espejo te ves a ti reflejado pero eres reflejo a tu vez

de ese otro que en su mundo paralelo te mira a través de un espejo

y te ve y piensa que tú eres su reflejo.


A veces miras en la pantalla reflejos de otros

pero esos no son a la vez.

A la vez tu otro yo ve reflejos de ellos otros en su pantalla.


Siempre da cero la suma

pero cero no es nunca.

Sencillamente Platón

 

 

 

 

 

 

Platón, pedagogo de Sócrates.

Platón dialogante. Platón aporético.

Platón académico con un batallón

de filósofos a su disposición.

Platón amante de la sabiduría.

Platón enemigo de los sofismas y de la religión.

Platón aristócrata, Platón

acaudalado, Platón esclavo

liberado, Platón propietario a Academo

del templo consagrado.

Escritor Platón.

Dramaturgo Platón, poeta

Platón. Platón desengañado del concepto.

Conceptual al cabo, acabado

Platón.


Platón, Platón.


Pero Platón ágrafo profesor. Platón sabio.

Platón más

que la palabra Platón.


¡Oh campechano caimán!



¿Te acuerdas, Juan Carlos, cuando lo de tu hermano?

Tú apenas hablabas castellano y yo,

bueno, yo no había nacido.

Pero estábamos unidos ya, Juan Carlos,

éramos una unidad de destino en lo universal ¿O no?

Tú y yo, Juan Carlos, hemos vivido de todo.

Entre los dos apuramos la precariedad

y el lujo, el paro y el ocio, la crisis

y la oportunidad.


¿Qué importa el reparto, somos pedazos de lo mismo.

Y a lo mismo volveremos cuando los dos muramos.

Yo aquí y tú allí, para estar bien repartidos.

Al fin, ¿qué importa la vida, acaso no es un breve periodo

que dona sentido a la eternidad?



Ahora que difuminas tu figura para que te brille el rostro campechano en las monedas,

ahora que ni huyes ni te exilias, sino que te vas, oh, taimado caimán,

hay que quitarse el sombrero. Lo has vuelto a hacer, y ha costado:

naciste en Italia y al África ofrecerás tu orto,

oh, soberano, para ti un merecido nací en el Mediterráneo.

Yo, mientras tanto, en España, manteniendo tirante la piel del último toro.

Bajo el sol, saludando descubierto y prorrumpiendo un viral,


¡Viva España y muchas gracias, Majestá!

Cada noche Silvia Nieva








Cada noche Silvia Nieva

cambiaba el agua al bacalao.

Y el bacalao perdió su sal y la del mar entero

y el recuerdo de la sal y el del agua salada y el de la dulce

y el agua ya era de grifo.

Y el bacalao echó raíz en la nevera o tal vez era micelio,

da igual, aquello era bacalao, no tenía que ocurrir.

Pero ocurría y cada noche yo me daba cuenta de que era ella,

Silvia,

la que tenía razón.


Y un día, al abrir la nevera,

el bacalao voló.

ay, si me cazan





Ay, si me caza un cazatalentos...

Se conoce que en mi caso

no han tenido suficiente puntería

todavía.

O quizá

es que soy cazamenor.

Y no se fijan.

Me gustan los helados


Me gustan los helados, hay muchos tipos.

Los hay primaverales y de otoño,

los hay para el invierno y por supuesto

para el verano. Es que hay cuatro estaciones.

Entiendo a los que dicen los helados están fríos

y hay que comerlos con calor, son para refrescarse.

Los entiendo. No lo han pensado bien.

Se quedan del helado con la temperatura.

El nombre les engaña: helado. ¿Y qué?

Tratan a los helados como medicamentos.

Será que están enfermos. Pero no. Los helados son

alimentos. Tenemos hambre todo el año.

También podemos tener sed.

En invierno un buen helado de limón te arregla el día

si te has comido una fabada por ejemplo,

o un chuletón. Casi mejor que en el verano

salido de la playa. Ahí quieres beber agua

y ya después si eso, algo de azúcar,

cuando te da el bajón después de tanto sol

y tanto abuso de brazada. Uno de chocolate,

directamente, sin miramientos.

O en mayo uno de melocotón,

cuando empieza el melocotonero

a resucitar a la polilla oriental,

al pájaro frutero,

al ser humano gordo, aún navideño.

En primavera.

Y en el otoño. Otoño mango. Es

temporada.


Los hay que hasta el verano nada. Como es helado...

se pierden muchos momentos de todo el resto del año.

No entienden al helado.

Renuncian al helado más sutil. No captan

la comunicación con el helado. El mensaje.

La elasticidad del tiempo, no el ambiental,

el tiempo tiempo.

Tengo calor, un helado. Hasta ahí.

Te dan lecciones de sabores a menos cuatro grados.

Y dale. Ya lo sé. Pero no digo nada.

Me como un helado el veinticuatro de febrero.

Por san Sergio.

Solo.

Como se comen los helados.

Estáis tú y el heladero.

Como se lee un libro.

Me gustan los libros, hay muchos tipos.


Y así todo.

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...