La conjetura de los necios.



Entre tantas conjeturas,
llaman la atención
las que provocan emociones.
Amor, tristeza,
alegría, etc.
Más que la luz que rebota
por todas partes
hasta llegar a mí
y me hace pensar
"silla",
más que el aire en que mi calor
se disipa y digo
"frío";
incluso más
que el orden
aparentemente sucesivo
de los acontecimientos
que nos da la idea extrañísima
del tiempo.
Más que nada, me llaman la atención
las reacciones químicas de mi cerebro
ante subterfugios de la especie
para su conservación,
como que yo te ame tanto
o que tenga miedo de perderte si me duermo,
o que prefiera no existir si no es contigo
hablándome,
sonriendo.

Orgullo gay.



El nuestro es un amor de piernas
debajo de las mesas,
es el latido de otra sangre a través
de las venas, de la carne, de la piel,
los pantalones. Es la emoción de saber
que el otro sabe de frases y de miradas
y de caricias de los que los demás no saben.
Es un amor de presencia en forma de presión
en la rodilla, mientras los otros hablan, siempre
de otras múltiples, variadas, pero siempre otras,
cosas. El nuestro es un amor de pierna
derecha contra izquierda, o viceversa,
pero por fuera; es uno de sentarse juntos,
porque no nos dejan estar solos, enfrentados.
Es el nuestro un amor de los dos unidos frente al mundo
como si fuésemos tan sólo uno,
porque en la práctica lo somos,
no cabe nada entre tu pierna y mi pierna,
unidas por amor como siamesas que compartieran
amor y medias.
El nuestro es un amor
de piernas, un amor loco-
motor, de lo más lógico,
aunque algunos no lo entiendan.

Intersticios vitales.


Hay, entre los átomos, algo sustancial,

y nos empeñamos en ponerle nombres.

Nombres como energía, como vacío. Nombres como nada.

Nos extraña que entre dos partículas

pueda haber una atracción desinteresada, pero la hay.

Como cuando los ojos buscan imágenes sin ver,

o cuando no se está pensando;

como cuando dos puntos se unen en la distancia.


Como cuando yo te amaba

mientras simplemente te atabas los zapatos.


Lo que es ser átomo no tiene tanto mérito

como no serlo, como rodear al átomo para que sepa que lo es

por el contraste.

Entre los huecos de la materia se cuela el tiempo

y aprovecharlo es dejar de contar moles, saborear el vano,

escoplear la música para tocar silencios.

Perderte y seguir viviendo muerto

por encontrarte.

El tiempo es líquido.

El tiempo es líquido.
Fluye.
No resiste una tensión de corte,
se adapta al recipiente que lo contiene,
días, horas, segundos,
años, noches.
No se deja comprimir de forma fácil.
Tampoco se expande como si fuera un gas,
como nosotros acostumbramos.
No mancha, no es viscoso.
Como el mercurio, te toca sin mojarte;
como él, te contamina.
Al final, el tiempo resulta ser venenoso,
pero mientras no morimos nos da la vida.
Es irracional, si no, sería para matarlo.

Yo no soy capaz de llevar desde la orilla de la playa hasta tus labios un puñadín de agua sin derramarla,
menos aún podré volver al pasado.
No puedo hacer que los besos que me dabas sirvan de algo.

¿Qué otra cosa debería obsesionarme?



Me obsesiona el paso del tiempo.
¿Qué otra cosa debería obsesionarme?


Cuando uno es sólo tiempo, o por lo menos necesita de él para seguir siendo,
como el agua puede decir que es oxígeno porque sin él sería hidrógeno...
...
pero qué tontería, el agua no habla
y no dirá nada.


Me obsesionan las palabras.
¿Qué otra cosa debería obsesionarme?


Me van a decir que el tiempo, los que me lleven leyendo
un minuto.
Claro, ellos están obsesionados por SUS
cosas.
¿No acabo de decir algo del agua? También ella podría decir
que es hidrógeno, porque sin él sería oxígeno,
si el agua hablase.


El agua no habla,
también está compuesta sólo
por dos elementos
–lo que nosotros consideramos agua-
que son hidrógeno y oxígeno, que danzan
para ser líquidos.


Me obsesiona el agua.
¿Qué otra cosa debería obsesionarme?


Exprímeme como a una naranja
y verás que soy más agua que otra cosa.
Agua parlante
del tiempo.


(el tiempo es líquido, por cierto)

Para Alba Huerta

Mira que he visto girar la Tierra sobre su eje...
¡pues hoy la Tierra giró dos veces!
Eso lo he visto.
Aunque la vista no es la más lista de los sentidos...
Es más rápida la mano
de un Tamariz (Juan, el mago), o los radios de una rueda,
o las patas, cabalgando,
de un caballo. ( No se nota que son cuatro)...


Ha sido el alba de muchos días,
susurrándolo hoy el Sol
salía ¿ o sería el llanto
de vuestra hija ? Algo
he oido, y he visto
girar la Tierra sobre su eje
miles de veces, con alegría.







20 de Junio de 2003

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...