justo ahora

Bajo la lámina blanca de mi encimera
hay cientos de huevos de cucarachas,
no me lo niegues
aunque los veas.

No me lo niegues.

Bajo el desagüe
en los huecos de agua caliente incluso en invierno
tienen su hogar las ratas.
A veces, inexperta, alguna sale muerta del grifo.
Sé que lo sabes, pero callas
porque lo has visto.

Sé que lo sabes.

Hay miles de arañas detrás de mis ojos
tejiendo un telón de blanca muerte,
y tú, hijo, aún sigues diciéndome
que todo irá bien.

Hijo.

Veo tus lágrimas, no sé
justo ahora
olvidarlas.

Techos




Buscando un techo, el joven español
le preguntó a sus padres
y le dijeron: "búscate otro,
ya tienes treinta años."
Le preguntó a su jefe, quien le dijo
"yo te cobijo todo el día,
pero la noche te la pagas con tu sueldo."
Buscando un techo, el joven español
entró en un banco.
"Señor banquero, las noches son muy frías
y no tengo dinero para un techo;
tal vez, si yo se lo devuelvo poco a poco,
podría usted ayudarme".
Y el banquero, sonriendo, le repuso
"búscate un socio, cásate con él
y ya veremos".
Y el joven español así lo hizo y entre su socio y él
fabricaron un techo invisible para sus vidas
y, sobre éste,
el banquero construyó
su edificio.

Repámpanos eléctricos



Qué va una luz a ser vaga a la velocidad que va.
Y si la luz fuera vaga, poeta,
entonces tú...
Olbáp Anítroc, poeta anterior

Orgasmo de palabro metafísico
amor encarcelado en redecilla
mirada maliciosa aviesa abrupta
incorrección prosódica nenúfar.

(Esdrujuleo) de miércoles en jueves de comadres
iniciación (sabático)-julai del pensamiento
olvido involuntario autoindulgente
muerte del verso a manos del rectángulo.

Azúcar que te impide abrir el tarro
inerte mermelada de ciruela
cortada en cachos brunos contrahechos.

Sonrisa camuflada entre la loza
conducta deferente de barbarie
lujuria taparrabos piel y huesos

albatros extraviados,
reloj sin brújula.
Ridículo cristal hipoalergénico.

cómo te lo diría...



Los poetas mordemos la vida
y nos llenamos la boca de palabras.
Y tenemos que sacarnos de la boca los bocados
para poder masticarlos.

La vida, fuera de la boca, masticada,
eso es una metáfora.

Ciática etcétera




Para Gema Bocardo, con mis mejores deseos

Miro la cara de mi dolor
de espalda.
Mi dolor ladra.
He visto un instante esos ojos del perro
con rabia, como un relámpago
he vuelto a mirar lejos,
como He-Man, como Skéletor,
en dirección contraria,
dando la espalda al dolor espejo,
cobarde acto reflejo.

No queda nada
más que avanzar,
carga clavada en cada vértebra,
pasado anzuelo, plomos de pesca, recuerdos.
Bisagra desagradecida de presente, espalda férrica,
rojo tiñendo la revancha
de mañana sobre un hoy ya ayer, ejecutando
su derecho
de doler.

Horas de estudio a la espalda,
espalda pasada concentrada en un punto
lumbar de dolor, transido umbral,
venganza
que me traspasa,
puñalada envenenada de un pasado mal
perdedor.

Ser tan idiota



Hay que sentir que el día está arrugado
para tratar de alisarlo en un cuaderno
y que la Tierra gira haciendo un ruido
que se percibe al escucharlo en el silencio.

Que las palabras tienen gatos encerrados
que al abrigarlas huyen, sorprendentes,
y sorprenderse como un niño entre palomas
que baten alas de maíz sobre sartenes.

Hay que estar loco solo a ratos
para escribir poemas que sean cuerdos,
saber cuál es, de los dos pies, el pie derecho,
después ponerle un cómodo zapato izquierdo.

La vida es hoy un bólido de hielo
y para vernos hace falta microscopio,
es una lente lenta, la poesía,
porque es precisa y porque necesita tiempo.

Para escribir poemas hoy en día, como siempre,
hay que leer mucho, andar muchísimo,
saber cambiar por un último verso diez mil versos penúltimos,
mirarse en el espejo y hacerse las preguntas sin respuesta,
para vivir en puño y letra.

Hay que tener tan solo una certeza, entre mil dudas,
de ser poeta.

De CERNutrios y neutrinos



A mis muchos conocidos físicos, 
incluido el informático candidato al Nobel
de esa disciplina.

Un suizo tira un neutrino,
con rosca, a un italiano,
como Marco trasalpino,
solo que por las alcantarillas
de los Montes Apeninos.
Y el italiano declara
que le ha dado y le ha dolido,
que las teorías de Einstein
quizás fueran infundadas,
que ya no tendrán sentido,
que Dios sí juega a los dad@s.
(Este italiano delira).

Nadie habrá podido verlo
pues arguye, ofendido,
que tardaron en llegar
los fotones que la Física
asignó como testigos.
(Tocátelos cuando lleguen,
que diría un argentino).
(Los fotones, por si no
lo habíais cogido).

De que, en nuestra coyuntura,
esta denuncia haya sido
la figura informativa,
la estrella fugaz preferida
en primicia rotativa
por el orto periodístico,
se desprende que esta crisis
tiene origen subatómico.
Un neutrino no hace daño
ni a velocidad lumínica,
aunque más rápido puede,
pero hay que estar tan fuerte como Federer
que es un suizo muy atípico
porque aunque sea atómico
no tiene ácido láctico
(mala leche,
dicho en román paladino).


El italiano culpa al suizo de ensañarse,
de lanzar con tanta fuerza lo inlanzable
que la Tierra retrocede.
Ya quisiera toda Europa (menos Suiza)
que esa cosa sucediera,
pero, siendo relativo,
el tiempo no es infinito,
volver atrás no se puede.

Y así está la disyuntiva:
o decirle al italiano que se apañe con el suizo
o dejarle que nos coja de la mano
y nos lleve sin fotones a un abismo
de partículas vencidas,
junto al dracma, el escudo y la lira,
contra el marco, contra la libra y el rublo,
y el dólar dando %...

se nos iba a hacer muy duro.

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...