Acaba de llegar el niño;
no sabe nada.
No distingue aún el frío,
ni el arañar de la paja.
Siente el aire en sus pulmones
como fuego,
y el latir del corazón
es solo un eco
huérfano de otro latido
que le falta.
Y en el portal de Cualquier
solo hay vergüenza
por no tener
otra cosa que ofrecer.
Y la alegría de ser.
Acaba de llegar el niño;
es plena noche,
pero él no espera el día
ni siquiera lo conoce.
Ignora al buey y a la mula
y a su familia,
su afán es el oxígeno
que le da vida
aunque en la misma medida
ya se la quita.
Y en el portal de Cualquier
solo hay vergüenza
por no tener
otra cosa que ofrecer.
por no tener
otra cosa que ofrecer.
Y la alegría de ser.
Acaba de llegar el niño;
es único todavía,
sin predecir el futuro,
sin recordar un pasado;
el tiempo por el momento
solo es un punto
y cada nuevo segundo
una aventura
como cada nacimiento
un milagro.
Y en el portal de Cualquier
solo hay vergüenza
por no tener
otra cosa que ofrecer.
Y la alegría de ser.