Oh, cálculo. Oh, oh.
Cuánto dolor me causas en tu transitar taimado
por mi uretra y otros lados.
En tu trecho tortuoso
me fuerzas a tomar conciencia
de todas mis pertenencias.
Quédatelas, puta piedra,
o sal de mí
¡oh, oh!
Conciencia atroz.
Cuando me hablaron de tu calibre no les creí,
y un punto de vanidad asomó en mí por tus conductos.
Pobre infeliz,
sufro de ti:
el pie de rey más infalible,
cálculo justo de lo inasible.
No estoy seguro de cuál duele más, pero por lo menos para la del riñón hay anestesia.
ResponderEliminarOh, oh, Poeta,
ResponderEliminarveo que has dado con la Piedra,...¿otro medidor de la fortaleza del hombre? Y si le damos otra acepción, ¿lo llevamos al campo de la masculinidad?....
De cualquier forma sorpresivo, va a ser verdad aquello de que todo es fuente de inspiración y divertimento para alguien... A mí me ha puesto una sonrisa en esta tarde hastía, gracias
Por Dios, qué dolor. Desde luego la foto acompaña...
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