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Se terminó el verano, llega la gripe.
Miles de niños
latentes en las piscinas
serán lanzados al aire
como el antídoto de la salud.
Vuelve la realidad, y contra ella no hay Tamiflú.
Contra una gripe porcina nada puede una vacuna.
Las ministras la administran una a una,
encima.
La inminencia de la muerte
se parece a la llegada de Septiembre.
Y a la llegada al trabajo los besos,
de compromiso,
se asemejan a un suicidio colectivo.
La temporada otoño-invierno
este año tiene un virus exclusivo,
y para estar a la moda
la gripe habrá de llevar apellido.
Gripe “A”, como el equipo.
Prefiero morir de gripe
que vivir encapsulado
y que me claven agujas
preventivas con el bicho inoculado.
Lo que tenga que ser será;
se termino el verano,
ya, total, qué más da.
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