Sentado
en esta terraza
espero a que me atiendan.
Sentado en esta terraza a la sombra
de este árbol.
Busco el poema, palpo el hueco del poema,
calculo la idea
que encaja en el hueco
mientras espero a que me atiendan.
el tema al que aplicar la técnica
poética,
si es que existe la técnica poética,
si es que yo la tengo.
No importa eso, no importa si tengo o no
tengo
técnica:
espero el poema,
aunque hoy
quizá no venga.
Pienso que el poema se parece al camarero,
mientras espero a que me atiendan.
Sí,
yo también,
yo también sonrío
ahí,
en la terraza,
mientras pienso esto que os digo,
esto que os digo ahora;
cuando lo pensé
sonreí.
Como vosotros,
así que voy por buen camino
aunque no tengo tema
todavía.
No tengo cerveza
aún.
He venido a escribir un poema mientras bebo una cerveza
a la sombra
y no tengo cerveza
ni poema,
y aún así, creo que voy por buen camino.
Esto es lo que yo llamo
técnica
poética.
Todo en la vida,
toda la existencia humana
es digna de mención,
toda es digna de comentario.
Co-
mentario,
mentar algo conjuntamente,
ponerse de acuerdo en el nombre de algo,
para ahorrar explicaciones,
porque las palabras son atajos
para ahorrar sílabas,
para ahorrar saliva.
Para dejar libres los tímpanos
y escuchar mejor el rumor de la sabana
o de la pluvisilva,
por si viene un tigre
o una estampida de ñus.
Por si viene un simple mosquito
portador de la malaria
sediento de sangre mamífera.
No viene el camarero.
Tengo sed, no hace falta decirlo.
Sentado en esta terraza espero a que me atiendan.
Sentado en esta terraza
que el sol coloniza, moviendo la sombra de este árbol
tan ciego, tan justo,
tan democrático,
tan convencido de sus raíces, tan
vegetal,
que no mueve sus ramas,
que no las interpone
entre el sol y mi silla,
que no sabe que me estaba dando sombra,
o quizá me ha visto escribir y está en contra
de la tala incontrolada,
del afán humano por la celulosa.
No sé.
Lo humanos somos egocéntricos por naturaleza,
los poetas más,
como los árboles por naturaleza dan sombra,
como el sol se mueve millones de kilómetros
respecto a la tierra
y nos la quita.
El sol se ha movido
un millón de kilómetros
respecto a la tierra.
El camarero ni un metro
respecto a mí.
No tengo cerveza,
no tengo tema,
no tengo poema.
Pero tengo técnica
poética. Creo que estoy
en el buen camino.
Sentado en esta terraza
esperando a que me atiendan
los camareros, las musas;
palpando el hueco,
calculando la idea,
al sol,
bajo un árbol
que mira para otro lado.
Asombrado observa
la belleza infinita de una flor
y le da sombra.
Quizá hoy no era mi día.