A veces no basta con la atmósfera, hay que leer otras
historias.
Huir de aquí por las ventanas del papel y respirar otros
alientos.
Vidas nacidas anaerobias dejan de serlo para librarnos boca
a boca.
¡Ah, lector!
Submarinista ebrio de mar,
óptica branquia,
filtro de letras que desleídas de los fondos
de sedimento hallas.
¡Emerge allá,
sal de la página
ya para siempre otro!
Oh! Escritor
ResponderEliminar¿Por qué?
¿Para qué?
¿Para quién?
Mi abrazo,
Nená