Se mueve imperceptible, microscópico,
por entre la gente recién salido de
las fosas nasales, recién
adherido a la barra del metro, del
tren,
del autobús.
Está en la barra del bar y en la tos
por la espalda,
en la barra de pan y en el papel
higiénico.
El virus ni siquiera sabe que lo es.
Actúa
ciegamente, sin razón, sin
sentimiento,
como una ley.
La ley de la selva.
Al fin
volvemos a estar muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario