Asisto como cada día catorce
de febrero al embeleso del amor
en los comercios.
Y la gente finge que se quiere
y entra en las tiendas
y compra flores,
compra bombones, bebe cava,
usa condones de sabores,
cómete mis bragas...
He reservado hotel para esta noche,
hoy te voy a dar un beso en un jacuzzi,
hoy te diré te quiero en otro idioma
y me pondré la ropa cara
que nunca uso
porque me aprieta,
porque se gasta...
cenaremos cosas que salpican al saborearlas
y haremos eso un par de veces en la cama
y otra vez, más tarde, en la bañera...
eres mi amor de ayer y de mañana,
pero hoy
vamos a hacer una performance
que solo haría contigo
porque me da la risa si la veo
representada por dos desconocidos.
Primero voy a llevarte a un sitio caro,
a un hotel céntrico
de camareros con bisagra,
de sonrisas estratégicas, de plantas
que una mujer con traje de chaqueta
riega cada mañana.
Ven, acércate, mira al espejo,
eres tú quien se ríe, eres tú
la que se ruboriza,
la que grita tapándose la boca con la almohada,
la que oculta sus ojos concentrada
en su alegría.
Eres tú la que está a cuatro patas
y yo soy tu guardaespaldas.
Soy yo, y yo, y yo,
y siempre el mismo yo en el centro,
y ahora a tu derecha mi colaboradora,
mi mano, midiendo tus susurros,
siguiendo el recorrido de tu piel
que cambia de textura
como si hiciera frío,
y no hace frío en absoluto.
Tú eres quien viene hacia mí
y va
y vuelve cuando quiere
y yo sé que solo puedo estar aquí,
esperándote,
y se me pelan las rodillas
y hoy no me doy cuenta, pero mañana sí...
pienso que tú eres más tú que nunca
y que a veces se me olvida.
Dormida, con una gran sonrisa,
el pelo por la cara y te lo quito,
y veo cómo sueñan
tus ojos, moviéndose debajo de los párpados,
cómo respiras
y el CO2 que exhalas es mi oxígeno
y respiro lo que no usas de este aire
que te ha pertenecido
y es para mí sagrado.
Quien no ha vivido esto no ha vivido
y en noches como esta veo el futuro
y en él no estoy así contigo eternamente
y todo el tiempo que será sin ti
será tiempo perdido.
Así que voy a hacer lo mismo
mañana que es día quince
sin que te enteres, y el dieciseis,
y siempre, y cada vez
que te despiertes.
Alicia y Peter
Sonrisa de gato sin gato
que aparece tras la chispa.
Saltan los diferenciales.
La ciudad habla despacio.
La oscuridad tranquiliza.
Ven, Alicia,
baja a mi barrio alto
por la puerta que se abre
solo una vez cada año.
Busco el aliento que yace en un saco de infancia olvidada
yo, entre pelusas,
tantos yos volviendo a casa
a través de la neblina.
Ven, Alicia...
Nunca he visto un caballo tan de cerca
como los de las películas,
nunca he visto tan de cerca una vida
como la que vivirías junto a mí.
...solo una vez cada año.
Te quiero decir maravillas y no estás;
no has estado, en tu memoria;
y ya nunca estarás.
la hora no
Ella llora después del desayuno.
Se le viene el mundo encima, y termina
llorando
encima del mundo.
Y da igual la lluvia, el viento, la luz,
el calor y el calendario.
La hora no. Yo
tampoco.
Ella llora después del desayuno.
De mí
depende cuánto.
me creas
No sé hacer ya que no me crees de otra manera,
más rara cada vez, ajena a mí al alejarte.
Nadie, exceptuándote, ha visitado mi cocina,
te la describen todos por el humo que desprende, por el aroma
que mezclado con mil otros algunos gustan husmear,
y les prestas tu atención
como quien revisa en un poema enamorado
la ortografía.
No mires lejos si quieres verme bien,
yo ya no existo a través de los filtros atmosféricos.
Mírate a ti. Pregúntate
por qué razón me sonreías.
qué día
Las hojas de los árboles se hablan entre ellas
y las ramas.
La hierba,
envés de manos sobre hombros,
susurra al oído de la hierba.
Suenan heroicos los pájaros gritando
tal como la vez primera que volaron.
Y se oye al río rumorear
por siempre.
Y el mar.
Y el viento.
Y nadie miente.
El hombre, oyendo el son eterno
del viento sobre el mar.
Hijo del mar y el aire,
dónde; qué día, pletórico de noche,
supo el hombre
de la mentira.
Cansada
Cansada de muelle y lana
tomó todas las plumas que encontró
y las metió en un saco.
Había millones, y ella trataba de dormir,
pero hasta aquel colchón la detenía.
Su cuerpo seguía sintiendo la gravedad
y una noche, buscando la postura,
saltó por la ventana.
Y pudo al fin dormir un rato
mientras caía.
Solo el aire fue tan blando.
solo sabe bailar chachachá
En París tienen un metro
que mide exactamente
un metro.
Porque un metro mide un metro
cuando mide lo que mide
ese metro
de París.
Un metro justo.
Es de platino e iridio, como el kilo,
que pesa un kilo exacto, también,
por lo mismo.
Miden bien, los parisinos,
saben medir.
Los españoles, a veces,
cuando hablamos no medimos,
y por eso a una señora del Tea Party madrileño
la llamamos Esperanza.
Y por eso la ponemos a medirnos el subsuelo
y ella nos dice que un metro
de repente
es metro y medio,
y que con dos euros ibas y volvías
y ahora vas y ahí te quedas,
que te falta medio metro pa la vuelta.
No medimos, es así.
En París, donde los niños,
sí.
Los políticos se ríen poniéndonos acertijos
como para demostrar que no sabemos medir,
que no sabemos sumar, que no sabemos,
ni mucho menos,
multiplicar.
Y ahí quería yo llegar:
Más por menos.
Más por menos en cada boca de metro,
en cada andén, cada vagón.
Más por menos, nos preguntan,
y nosotros, madrileños, lo leemos,
pero no lo respondemos.
Yo recuerdo que cuando era pequeño
más por menos era menos.
Madrileños...
¡Madrileños de Madrid, madrugadores activos,
decidme en el alba, a quién,
¿a quién el metro han subido?
Un metro que no se ve porque viaja por debajo,
el metro en que os apiñáis para viajar al trabajo,
que es vuestro único país,
porque no pisáis Madrid hasta que llega el sábado
y ni siquiera, porque el sábado, cansados,
os quisierais desterrar a la patria del Dormir.
Y llega la líder-esa,
sonriente, supertiesa,
que se cae de un helicóptero con Rajoy y sale ilesa,
y se pone un galardón y brinda con la botella
cada vez que inaugura un agujero,
pero nunca pisa el metro porque va por el subsuelo,
y nosotros, madrileños subterráneos
pagamos un metro y medio a medio metro
bajo tierra.
Y mientras vas al trabajo ella baila sobre ti,
porque tu techo es su suelo y,
porque tú sueles estar bajo su suela ella suele sonreír.
Y ella salta y silba y sueña
y siembra
y siega.
Sube, saluda y siente el susurro de la brisa en sus orejas
insensibles a los siervos de la gleba,
a los que sostienen todo sin saber lo que sostienen
más allá de una esperanza a la que tú
se la pelas,
que se sienta en una silla
sola
de su casa SOLariega.
Así nos va, bajo ella
y su amiga la Botella.
Y ahora voy a decir yo lo que no dijeron ellas:
Más por menos significa que os cobramos más
por menos, que por menos
pagáis más.
Más por memos os cobramos
más por memos os jodemos
más por memos.
Y mientras sigáis siendo memos,
más memos que Nos, al menos,
lo que queramos de Vos,
ni más ni menos,
eso será lo que haremos.
saber
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
G. A. Bécquer
Pensar, ¡saber!
que entre cada brizna
de hierba hay uno
que entre cada letra
cada grano de luz
cada idea palabra
átomo
tú
sonriendo llorando
ni siquiera,
atándote
un zapato.
Un poema entre cada instante
acechando
una imagen posible,
un espejo aguardando
en el ángulo oscuro.
Como el tigre
como el mundo
donde mires,
callando.
Armónicos aurales
Alejándose de ti tan lentamente
que nuestros rápidos ojos no perciben cómo
te vas, y solo dejas tu estela en un reloj.
Yo creo en la ilusión de tu existencia
simultánea a la mía, ya que ambas son
una misma naturaleza.
Pero es falsa, en este juego
de universos, tú y yo
somos las reglas
Todos
Todos los días un grupo de niños protesta
por el olor del aula,
por el olor de un grupo de niños,
al empezar la clase,
al terminar la clase.
Ocurre todos los días
al sonar la campana.
Ocurre todos los días
al abrir los ojos.
Todos los días suena la protesta de cualquiera
por el mundo,
por cualquiera.
Por cómo funciona todo, por cómo
se porta la gente.
Todos los días los espejos se nos tragan
como charcos. Todos los días abrazamos
nuestra imagen
al otro lado.
Sin dejarla respirar
para no olernos.
Sin dejar que salga
del lago.
Tipos fluorescentes
Tipos fluorescentes contra la entropía
orden de cristales entre aullidos
pilas de colillas en castillos
arrullo de niños.
Hordas selenitas que devoran plástico,
papiroflexia del día,
brigadas lanzadas a incursiones limpias.
Muelas sin caries,
húmedo plan antinatural.
Bomberos que apagan la noche en el alba.
Jardineros que riegan la luz
que ilumina
el pan.
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