Si te digo
Si te digo que de pequeños
mis hermanos y yo nos organizábamos
para irnos de caza al patio de atrás,
donde las ratas tenían una red de túneles secretos
de los que nosotros, a rotring, trazábamos planos,
o te digo
que había tanta droga en la calle
que no merecía la pena otra cosa que dejar crecer la hierba entre las tumbas,
porque aquel cementerio de niños era un campo en barbecho hacia el pasado,
si te digo
que a los 18 años 30000 chavales se emborrachaban como un solo hombre
absolutamente todos los viernes y todos los sábados contando con la connivencia de sus padres
que les veían salir de farra, y al volver veían las vomitonas, y a la mañana siguiente las resacas,
y que el lunes volvíamos a clase y nos portábamos como profesionales, igual
que se portaban nuestros padres como profesionales en sus trabajos de mierda,
si te digo que había más bares que portales en todas las calles de Avilés,
que jugamos más a las cartas en la universidad que Aramís Fuster en su vida,
y que muchos miércoles nos emborrachábamos de delirium y nos saltábamos las últimas cuatro clases
y al entrar al bar estaban fregando y le dábamos la vuelta a cuatro sillas y nos tomábamos
veinte sidras, y ese dinero nos lo daba nuestra madre
para el plato del día.
Y después de acabar la carrera -ya en Madrid-
si te digo
que compartíamos piso y nos parecía que estábamos empezando otra carrera en otro sitio
y que vivíamos en un colegio mayor, nos parecía,
y los sábados hacíamos botellón en casa antes de salir
con la misma actitud adolescente que habíamos aprendido en Avilés
y nos parecía que los adolescentes auténticos nos retaban a duelo, pero los adolescentes
ni se percataban de nuestra presencia porque más que presencia en Madrid, lo nuestro era
ausencia de Asturias,
y que llevábamos un traje a trabajar que era un mono de trabajo más incómodo,
y que a veces salíamos por la tarde, sobre todo en verano, con el calor, y nos gastábamos
el sueldo en cañas
y cuando alguno bajaba al baño a cambiar el agua al canario se metía una raya
solo para verse más guapo en el espejo.
O si te digo que en casa a la hora de comer
nuestro padre daba un mitin diario y exigía aplausos puntuales en los puntos y apartes del discurso
y risas enlatadas en los comentarios hirientes
y las preguntas adecuadas al terminar con las que pudiera lucirse en la respuesta
-si no se las hacías te arriesgabas a correr delante de los grises que aún perseguían a tu padre- y de ahí quizá
nos viene este desinterés por la política que está permitiendo a la derecha gobernar
y que se está llevando nuestras vidas de traje a trabajar en un cochazo,
aunque el cochazo es del banco, y el traje, y la casa, y el garaje. Todo es del banco, hasta el futuro
de nuestros hijos.
Y si te digo que no hemos sabido plantar cara y encima ahora estamos estorbando
a los "adolescentes"
y que creemos que somos sabios y experimentados, y que por eso preferimos un cambio progresivo,
y los adolescentes reparan en nosotros de pronto como un obstáculo,
y es que nuestro cambio es tan progresivo que los adolescentes nos confundían con el fondo
y se preguntan ahora de dónde habremos salido tantos.
Tantos que somos mayoría y confundimos nuestra inercia con nuestra ideología
y llamamos a nuestro fracaso rebeldía, y estorbamos en los bares y en las bolsas de trabajo, y estorbamos
en la idea y en la charla y en la lucha, y en la huelga
que ya no secundamos, y en la manifestación a la que ya no vamos,
y en rebajas estorbamos en las tiendas que sí abarrotamos, y estorbamos
cada cuatro años en las urnas:
si te digo que somos piterpanes obstinados
que de tanto gritar revolución perdimos la voz y la razón
y en su lugar nos han acostumbrado a usar un garfio,
tal vez no me creerías, pero tienes al alcance del valor tu propia historia
y ese valor consiste en no necesitar que nadie te lo diga.
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Son cosinas,
Tréboles
Predicar con el ejemplo
Yo, que soy un ser sensible y sé
que en este mundo sí, que en
este mundo sí,
que en este mundo es innegable que se
sufre, y veo
el sufrimiento de este mundo y lo
comparo
con el de otros mundos,
más o menos
separados de este mundo,
y veo el sufrimiento de esos otros
mundos comparándolos con éste,
como si hubiera muchos mundos, como si
hubiera muchos mundos,
como si el mundo fuera
un conjunto
de
mundos ensamblados,
como si las fronteras fueran lo real,
en vez
de lo que nos explica la unidad en este
mundo
que solo es uno; individual, esférico,
que flota en una nada comparada con el
mundo
sin luz, temperatura ni oxígeno,
sin mar, ni tierra ni canciones,
sin nubes ni personas ni problemas; y
si no
a qué tanta alambrada y tanto muro y
tanta aduana
a qué tanta vigilia en plena noche y
tanta cámara
de rayos infrarrojos,
y tanta policía
a qué tanta política para marcar la
diferencia
entre los mundos que componen este
mundo, entre los mundos
que fingen ensamblarse unos con otros
por cada cicatriz y componerlo como
heridas
en articulaciones, cortes en músculos
del mundo, cortes
en sus tendones, que desangran,
que explican desangrando qué es la
sangre
y que descuartizando indican dónde
estaban las uniones,
a qué tanta frontera artificial si las
hubiera
naturales. No las hay.
Yo, que soy un ser sensible y sufro con
el mundo te lo digo
porque no habría sufrimiento
si no fuera del mundo el sufrimiento,
el mismo sufrimiento para ti y para mí,
por eso te lo digo,
no para que me compadezcas tú a mí
por el dolor de otro mundo que es
distinto de tu mundo
sino para que sufras con los ojos hacia
ti, para que veas
que tú eres el mundo y sufres tú si
sufre el mundo y el mundo sufre si tú
sufres, si yo
sufro, si sufrimos
sufre el mundo, hay
sufrimiento.
Y no puedes poner una barrera al
sufrimiento en este mundo
como si cortas una mano porque te duele
un dedo. Dónde,
¿nunca has pensado hasta dónde dura
un dedo,
y si ese dedo sería un dedo si nunca
terminara?
Un dedo que es tan dedo como el mundo
que no es dedo no lo es
para que sea -dedo-
tu dedo en el mundo, y vale ya este
ejemplo,
si no lo entiendes créelo. Yo,
que soy un ser sensible te lo digo,
te pongo en otro ejemplo:
como cuando te empujo y tú te caes
encima de un castillo hecho de arena en
una playa,
y dices que he sido
yo, que he sido, que
yo he sido.
Te crees que estás diciendo la verdad,
aunque te he empujado a ti, y has sido
tú, has sido;
tú has sido quien ha puesto cada minúsculo cristal,
cada trocito de concha en el lugar
cada trocito de concha en el lugar
que ocupa ahora,
o cómo iba a calcular yo todo eso, cómo
iba a calcularte entero a ti,
para saber qué partícula de arena iría a
parar a cada sitio
de este ahora, después de que tu
cuerpo, tu materia,
tu personalidad y tus recuerdos,
-lo que te empeñas en decir que eres
tú,
a lo que tú, tan orgulloso de una
silueta hacia adentro,
llamas yo-, ese sujeto de tus acciones,
desde donde predicas,
y estás diciendo
has sido tú,
has sido tú, como
un niño,
desordenara así el castillo.
Ahora
que has destrozado con tu ego ese
castillo
dices que solo eres vehículo
para la fuerza destructora que te
empuja
y que tu dedo y todo lo demás perdió
por culpa de otra cosa su equilibrio.
Y dónde empieza la "otra" cosa para que
la cosa "una" seas tú
¿no lo has pensado?
Para que seas tú y puedas aducir que
tú no has sido,
que no eres responsable.
Tú quieres ser irresponsable y te
aíslas.
Yo, que soy un ser sensible te lo digo,
soy tú porque tú
eres yo,
soy yo porque tú
eres yo, hay
sufrimiento, es
como una fuerza que te empuja, te
lo digo, dítelo tú,
eres un ser sensible, como yo,
dite qué sientes, y qué es sentir
si no es el sufrimiento de este mundo
compartido.
No te lo digo, me lo digo, no me
escuches,
escúchate a ti.
Dímelo tú
a ti.
Destroza mi
castillo.
2016
el poeta debe andar:
se despojará de todo.
Perderá el ritmo,
cualquier regularidad será desactivada.
Palabras como alambrada se escribirán
sin venir a cuento, cacofónicamente,
cortando el paso al aire del habla.
Hay un momento en la poesía de papel
en que la realidad estorba,
como cuando Europa piensa en Siria.
En plena realidad a veces ocurre lo contrario:
sobra la tradición
bi-milenaria
de la poesía.
Siria ve hoy de cerca la poética de Europa.
personas de color
En mitad del bosque se ahoga un negro.
Y en el mar, en un crucero.
O en la playa contando granos de arena
a principios de agosto,
o de julio. O en Punta Cana
se ahoga un negro, o en
Cuba, o en Costa Rica.
O en tu pueblo. Mientras canta el gallo
del vecino.
Se ahoga en los Picos de Europa un
negro.
Se ahoga en Ibiza, esperando la famosa
puesta de sol,
bailando el chunda chunda.
Todos los negros tienen ritmo, se
ahogan
rítmicamente.
Mientras se sirven mojitos en la
piscina del hotel, a las 8,
antes de la ducha y de la cena, se
ahogan.
Antes de los cuatro gintonics, de
cuatro ginebras y cuatro tónicas distintas
do, re, mi, fa, melódicamente,
se ahogan.
Y aromas -enebro lima pomelo regaliz
pimienta- se ahogan.
En un monasterio del sur de Francia, en
pleno retiro espiritual,
rompiendo el silencio con su chapoteo,
se ahoga otro negro.
Comiendo lechazo de Castilla
bebiendo vino del Priorato
se siguen ahogando.
En un albergue, en un cámping, en una
casa rural, en el piso de un colega, el Camino de Santiago,
o tirado en un parque de Pamplona
durmiendo la mona sobre la piel de un toro
los negros se ahogan.
En Venecia, en un hotel de cuatro
estrellas se ha ahogado un negro hace un minuto.
En los fiordos noruegos un negro
ahogado en la sauna.
En Nueva York, en Canarias, en Benidorm
o en Murcia negros ahogados.
En la Al-hambra de Granada.
En la mezquita de Córdoba.
En el estadio Santiago Bernabeu.
Negros perdiendo pie, tratando de
respirar aire en vez de agua salada.
En casa, después de salir de trabajar.
En tu coche, en tu sofá,
en tu cama.
En el paraíso de tus sueños. Por todas
partes.
En toda la mar y la tierra de nadie
naufraga la humanidad
naufraga la humanidad
mientras es nadie
quien se ahoga.
El apoltronado nato
Érase una vez un
hombre que tenía una silla pegada en el culo. Imaginaos. Era, para
más inri, una silla de piano, de esas que usan los pianistas toda la
vida, algunos, otros de vez en cuando. La gente lo miraba y se reía
a sus espaldas, cuando veían la silla. Pero luego le adulaban e
intentaban consolarle. Le decían “¡Vaya silla!, ¡Que no me
entere yo que esa sillita pasa hambre!”. Otros le alababan el
gusto: “madera de caoba, ¿no? ¡Y tapizada con suavísimo
terciopelo azul turquesa! ¡Qué elegante!”. Algunos, medio en
broma medio en serio: “mejor la silla que el piano” (y en eso
llevaban razón). Nuestro hombre se pasaba la vida disimulando.
Cuando había visitas les saludaba desde detrás de la puerta. Llegó
a comprarse un piano para que no le hiciesen preguntas, pero como no
sabía tocar, se sentaba dándole la espalda, desenfadadamente, como
había visto hacer a Leonard Bernstein en un documental. Un día ya
no pudo más y se operó la nariz y los párpados. Cogió un avión a
Colombia y se introdujo en los círculos del Realismo Mágico, donde
aún vive, feliz hoy en día, postulando a sus amigos para el premio
Nobel de literatura.
FIN
estoy muy nervioso, pero bueno
voy a recitar este poema,
es el primero que escribo, nunca me había subido a un escenario,
lo escribí ayer por la noche, a ver si os gusta.
Me da mucha vergüenza,
además,
con el nivel que hay...
se lo dedico a mi chica, que me está viendo,
[mirando al público, susurrando] -¡guapa!-
sin su apoyo constante y su cariño
nada de esto tan bonito que me está sucediendo
hubiera sido posible.
Yo ya escribía de pequeñito, pero sin enseñárselo a nadie
y, bueno, tampoco aquello lo considero poesía,
eran mis pensamientos,
los pensamientos de un niño.
Un niño inquieto, pícaro,
inteligente, sí, pero un niño, al fin y al cabo,
en mi perfil de Facebook podéis ver alguna fotografía.
Normalmente llevo una encima, pero me han dicho
que aquí no se pueden usar objetos.
Bueno, empiezo, que me enrollo más que una persiana.
El poema se titula
"te quiero",
es un título corto porque soy de los que opinan
que los sentimientos más grandes se pueden decir con pocas palabras.
Se me ocurrió el otro día, cuando la vi, a mi chica, sonriendo.
Fue como un destello de amor, y ¿sabéis? tiene gracia,
porque al principio pensé en titularlo así, "amor",
pero luego pensé que quizá ella no lo entendería.
No es que no me guste la poesía críptica,
pero creo que hay cosas que, siendo complejas,
aún pueden traducirse a palabras sencillas,
sin recurrir, por supuesto, a expresiones manidas,
sin emplear argumentos trillados que como poeta detesto.
Veréis,
yo, funciono así:
noto un sentimiento y trato de reprimirlo,
pero como soy tan sensible eso no dura mucho
y sin querer brota como de una fuente
un crisol de palabras inesperado
que después, al leerlo, no me parece mío.
Mi poesía es como un vómito, me poseen las musas,
yo he sufrido mucho y al escribir se nota,
pienso que el bolígrafo es como una herida,
que mi sangre es tinta de muchos colores
y que el papel venda mi melancolía.
Una vez lo escribo no vuelvo a tocarlo
pienso que el poema perdería frescura
me parezco en eso a un poeta francés,
alguno lo conocerá,
Rimbaud, que en eso se me parecía.
Voy a empezar ya, se titula "te quiero",
como he dicho,
va a estar incluido en mi próximo libro
que saldrá en noviembre,
toquemos madera.
Me lo autoedito, es poesía independiente
no me gustan los premios ni la competencia.
La portada la ha hecho un amigo muy íntimo
que no os puedo decir, es una sorpresa,
pero es un artista como un pepino
y estoy muy contento, es un privilegio.
Además tiene un prólogo que es una pasada
lo ha escrito un poeta superimportante
que le envié el libro, así, por la cara,
lo leyó ¡y le encanta!
¡y lo ha entendido!
El poemario es breve, pero contundente,
se titula "Amor, pero del promiscuo"
me reflejo en él como en un espejo
porque soy sensible, pero cabroncete.
Antes era más, pero gracias a ella
me estoy reformando aunque a duras penas
porque discutimos por mi libertad
y le digo siempre: porque te amo tanto
odio transformarte,
que es un verso mío,
bueno, un aforismo.
Por cierto mi twitter es "lovers", de "love", amor, y verso,
tengo diez seguidores, yo los llamo "folovers"
y sigue aumentando, la poesía ha vuelto,
yo qué culpa tengo.
La presentación del libro va a ser diferente
con guitarra acústica, algunos amigos...
he tenido suerte y en este mundillo
gozo de respeto, pero de cariño.
Os invito a ir, creo que habrá vino.
Bueno, empiezo ya:
Se titula "te quiero"
ya, ya lo he dicho. Es que estoy súper nervioso.
Pero bueno.
Os jodéis.
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slam,
Son cosinas
Alopecia VI
La autonomía es el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza racional
Immanuel Kant,
Fundamentación para una metafísica de las costumbres
¡Genética alopecia!
No es a ti.
¡Stress!, que a tus congéneres aplasta,
a ti tampoco es; ni va contigo
ninguna otra histórica falacia.
Asomas la cabeza del folículo,
contemplas tersa piel: erial
anexionado bajo el yugo
imperial de la vecina frente
es, más que cuero cabelludo.
Te atajan, y vuelves a surgir
como una idea;
tratan de convencerte de que ya
no eres de ahí
y muestras tu ADN deeneí.
¡Indómito cabello que galopas la llanura!
¡Azote de la tundra!
¡Aunque tu estirpe muera
y abdique su corona melenuda en un sombrero
tú resiste
y yérguete derecho en tu raíz!
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Son cosinas,
Tréboles
Excusatio non petita...
gas Natural fenosa
(en minúscula gas, en minúscula fenosa, en mayúscula Natural)
un dibujo de una mariposa
un par de sellos AENOR:
Empresa registrada
Gestión ambiental
Cliente
Dirección
NIF/CIF
Domiciliación bancaria
Número de factura
Fecha de emisión
Forma de pago
Fecha de vencimiento
Conceptos tarifa PVPC
Periodo
Unidad/Base
Precio/Porcentaje
Importe (en euros)
Término fijo de potencia
Energía
Alquiler de equipo
Impuesto eléctrico
IVA (21%)
Importe total
Historial de facturación en kWh
Datos de interés
(según qué) BOE, los costes
Contacte con nosotros (lunes a sábado, de 8 a 22)
Número de identificación
Página web
Facebook de clientes
Twitter de clientes
Domicilio social
Inscripción
en el registro
mercantil.
Nos están robando.
Si no
no nos darían
tantas
explicaciones.
el procesador
el procesador de texto me pregunta
si quiero la página
normal o apaisada.
Qué fuente deseo,
de qué
tamaño.
Después
me deja tan solo como siempre
Los detalles
a Emilio Botín, sinceramente
Mañana los periódicos titularán el día con tu nombre.
Dirán "fallece" o, tal vez, "muere",
en presente, subrayando su carácter noticioso,
como si para un lector
tu muerte fuese un hecho que espera a ser leído,
que ocurre en el momento en que los ojos lo comprenden.
Ilustrará la página tu foto,
una cualquiera, de cuando estabas vivo,
acentuando la sorpresa:
todos los que no saben la noticia y se enteren
entre sorbos de café, o en la panadería
junto a la que está el quiosco, se dirán
que no hacía mucho tiempo te habían visto
saludable, como siempre,
sin sospechar siquiera que el final ya te rondaba.
Todo es mentira, has muerto ya.
Tu cuerpo está dejando de ser reconocible,
se toman decisiones que te afectan
solo de forma metafórica,
tu físico es un bulto incoherente.
Y sin embargo me interesa ese periódico.
Seguramente lo compraré, antes de ir al trabajo.
Y en el metro, entre artículos que glosarán tu relevancia
como banquero y tu valor incalculable para la sociedad;
o junto a líneas que algún amigo prominente
redacta ahora mismo en un ordenador
haciendo acopio de recuerdos personales para que quede claro
que él era mucho más que un simple conocido,
tal vez
encontraré algún dato
del que extraer el cómo de tu muerte.
A qué hora, junto a quién, en qué
habitación.
Cuál fue tu última palabra, tu último gesto,
sobre qué superficie
reposaba tu cuerpo y luego tu cadáver...
cómo murió ese hombre que parecía un dios
omnipotente.
Qué detalles nos hicieron iguales ante el tiempo.
Dónde encontrar ese último desprecio hacia los bienes materiales
que hallaste tú
-ese helicóptero inservible
mientras agonizabas, esa mansión vacía
tan lejos de Madrid-
y yo no hallo porque he de seguir vivo mientras me roban
tus herederos.
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Acaso el preciosismo en la poesía dependa de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado, es decir, si multiplica u opaca. Te...
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