Momento simple.


La carta que leí ayer
me entró por el corazón
y me salió por los ojos.

Fue un arado de papel
que surcó todo mi amor
sembrándolo de sollozos.

Ya nunca volveré a ser.
Este de hoy no soy yo,
soy la mitad de nosotros.

Asturias I



Asturias es el paraíso natural.
Los niños que vayan a jugar al parque
del Retiro los domingos.
Arrecian los turistas,
los políticos,
hay sitio horizontal.
Mientras, en Madrid,
ni las torres más altas tienen vistas
a la mar. Pero es igual,
aquí se viene a trabajar.
Y los viernes, harto ya de remontar el río,
el futuro hace la compra, limpia,
sale a cenar con los amigos.

Lamento

Me has dejado,
(con el corazón roto,
con el dolor roto, con la voz
rota), con la palabra [rota]
en la boca.

Como un hueso roto el corazón
disecado, como han quedado mis ojos.
Cómo han quedado mis ojos
de llorar.

Tengo toda la piel seca,
la boca seca, el dolor, la voz,
las palabras hermosas como flores
secas...

sólo algo de humedad
y en las ramblas de las lágrimas;
humedad sin compasión,
que se seca y seca más
pues trae sal, y deja atrás ojos sosos.

Cómo te odio y te amo y te quiero y te comprendo.
Cómo quisiera ser otro.

Cómo te amo y te odio y
te comprendo y te quiero;
¡cómo,
cómo te quiero!
Cómo te odio y te odio y
te odio y te odio;
cómo,
cómo te amo y

te amo.

¡Ay!

Cómo quisiera ser otro.

a tu lado

Te veo y sufro mucho.
Yo no sé lo que me pasa,
pero me entra mucha hambre de tu cuerpo y mucha sed
de tus besos.
Y me duele la barriga,
y tengo frío en la espalda
y en las piernas...

y al respirar,
cada vez que expulso el aire
parece que me vacío:
se me va el alma por las narices
y venga a apretar el diafragma.

Yo sufro mucho;
siento correr la sangre por cada sitio...

lo paso mal al lado tuyo,
pero te vas
y no disfruto de nada.
Siempre pensando
en lo mal que lo pasaba.

Del amor y de otras inquietudes


Del amor y de otras inquietudes

tratan las líneas

que escribo cuando ni estoy trabajando

ni tocándome las narices.

Pero ahora no hay amor,

parece que lo esquivo,

y parece que no hay otras inquietudes

que me den materia alineable.

Todo son putos poemas

autoalusivos.

Momento delicuescente


Si hubiese existido en aquel momento una licuadora
fantástica
que aplastara la estructura íntima del tiempo
extrayendo así su jugo emocional;
si se hubiese aplicado semejante artilugio
a aquel instante eterno
en el que me estabas mirando desde el otro lado de una lámina de vidrio,
frontera última entre nuestras vidas;
la aplicación
habría resultado ser superflua.

Vi aquel segundo al trasluz y era tan denso
que se veía la tristeza como el rocío sobre las telas
de las arañas.

No debe de haber nada tan triste como ver partir un tren.

Aquella cantidad inexplicable del devenir
manaba tan lentamente como la miel que cae,

pero la miel caerá y el tiempo terminará por pasar.

Y al recobrar el ritmo artificial de los relojes,
salir el tren de la estación, no estar tú ya conmigo,
se sacudió la tela, elástica, pero irrompible,
y la tristeza me salpicó la cara.

Y los extraños me vieron salir de allí secándome con un pañuelo
lo que imagino que supusieron típicas lágrimas.

Llegará...



Llegará, hay que tenerlo por seguro,
un último latido, una última respiración,
y no será malo por si mismo.
Pero ese reflujo traerá la sed del agua
que no hemos bebido
y temo a esa sed más que a la muerte.
Y en la ribera del río veo pasar el tiempo y encima lloro.

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...