En el fondo
todo termina siendo
sólo
un vaso.
De cristal, de porcelana,
de barro.
Vacío de té, de agua, de cerveza,
de orujo de hierbas,
de McCallan de 18 años...
al final
todos -abstemios, borrachos-
calvos.
Acaso el preciosismo en la poesía dependa de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado, es decir, si multiplica u opaca. Te...
y de 21 años, también...
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