Cuando yo era feliz
era más agradable
para todos.
Para mí el primero,
pero también para ella
y para ellos.
Ahora todo es aburrido y cuesta arriba.
Todo es verano o invierno,
Madrid o Barça,
grande o pequeño.
Todo estupidez o chulería.
Muerte o esto.
A mí ya no me traga casi nadie
y no les culpo,
yo no les echaré de menos.
Mis amigos demostraron ser unos pusilánimes
y yo un llorón molesto.
Pero me llama la atención que a ella
nadie le pida cuentas.
Todo el mundo da por hecho que aquél que dejó es éste,
pero no. Yo antes era alegre
y risueño. Contaba
las mejores anécdotas.
Nunca he dejado tirado a un amigo
un sábado.
Ni un lunes, ni un martes, ni un miércoles,
ni un jueves, ni un viernes;
algún domingo sí, nadie es perfecto.
Yo antes sabía escuchar, la gente
me pedía consejo.
Recuerdo que al llegar la Primavera
quería llorar de alegría
y que me contenía, y que a ella
la cubría de besos.
Antes había Primaveras y Otoños
y en los meses con erre
sidras, gamoneu y centollo.
Ella me dejó con los huevos rotos,
y eso es más desagradable para todos.
Para mí el primero,
también para ellos,
pero, de entre ellos,
el primero
Para ella, que con mis besos se llevó mi primavera
y con mis lágrimas mi otoño,
ahora
ya no.
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