...y tal.





San Valentín, y tal.
Y los jóvenes besándose en la calle
como los enamorados se supone
que deben
besarse.
Una profusión absurda de futuras mustias flores,
y bombones, que otro día
se aliarían
con pulsiones anoréxicas,
bulímicas.
Sin embargo hoy todo se permite.
Volveremos a juzgar a Julia Roberts
como a la cenicienta moderna,
mientras que las postmodernas
pasean arriba y abajo,
abajo y arriba,
por Montera.
Entre SIDA, hongos, chulos;
junto a otros desgraciados.
Tal vez Richard Gere se presente esta tarde
con sus veinte euros
y su chulería.
Cariño,
feliz día
de los enamorados.

Tras cada párpado en el metro


Late una historia oculta
-tras el telón del pelo, sobre los leves párpados
contorneando el mar, el cielo,
como las flores de la lavándula-
en el metro: la mirada.

En qué momento entró la niña no lo sé,
los ojos por el suelo,
no lee un libro ni escucha música,
no ve ni mira nada;
habita mientras viaja en un secreto
-quizá su vida entera-
invisibilizada.

Escruto la carcasa de sus sueños
y los intuyo árabes,
desérticos.
Un paraíso de silencio y soledad
donde cada sonido pudiera ser una palabra.

El metro
es una máquina del tiempo,
un subterfugio para estar en otro lado
y mientras dura el lapso negro de la apnea
cada persona es una cápsula de exuberancia.

Ojos que no ven...



Te amaba tanto...
y ya te dije adiós con la mirada.
Tú no me viste,
no todas las historias son tan tristes.

Como por descuido


Este blog
es el cajón de mi escritorio
abierto
como por descuido.
Lo que no significa que no debas sonrojarte si te pillo
con tus mudas manos dentro,
o que puedas enmendar tú
ni un solo verso,
o que yo me haga responsable
de una sola palabra, ni ninguna
tenga derecho a considerarse
última, definitiva.

Como las que se esparcen por la vida.

Como cada le odio, como cada te quiero,
como cada te veré pronto,
vete a la mierda,
te llamo luego.

Puede que solo
se pueda comparar
cada poema del blog
con cuando te dan un beso, una caricia,
la hora, una ostia
imprevista...

Ojalá os pilléis los dedos.

Como dos enamorados interrumpiendo un beso.


Ni ahíto ni embriagado,
dejo de leer.
Como dos enamorados interrumpiendo un beso.
Pues la felicidad no existe si no es
yendo o viniendo.

¡Ay! Haití.


CRISTÓBAL MANUEL / EL PAÍS | 05-02-2010



¡Ay! Haití,
ay de tí.
Tiemblas Haití, paraíso,
como se tiembla de frío,
para tí el escenario
no podría ser más sombrío.
Ay de tí,
cuando pase
otra cosa en otro sitio.

Donatello au milieu des fauves


Guardo un rincón a la poesía
en cada tramo final de mis cuadernos
de la cuaderna vía.

En esas pocas páginas escribo a mano alzada
ideas escogidas, responsabilizadas
por sus predecesoras, cuya pesada carga
debe asentarse en ellas como si fuese su asa.

¿Qué poema podrá rivalizar con los teoremas?

Por eso temo fracasar y tantas veces no comienzo.
Cada palabra ha de ser digna de la que la precede,
y la primera letra siempre será perfecta
por inocente.

Hay un espacio en el que nunca escribo, por lo tanto,
el último, la última página, tan blanca,
se queda siempre en blanco.

diamante o párpado

Acaso  el preciosismo  en la poesía   dependa  de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado,  es decir, si multiplica u opaca. Te...