Silicona
Yo les echo silicona a las grietas,
echo silicona en el baño,
en la cocina,
en la conciencia.
Yo echo silicona a las grietas
de mi conciencia,
pero nadie de mi clase se la echa
a la conciencia,
pero todos se la echan a las grietas
en el baño,
en la cocina.
La rebeldía se atenúa con los años,
piensan. Dicen
la frase esa del corazón
y la cabeza,
de los veinte años y de los cincuenta,
de la izquierda y la derecha.
Y a mí, escuchándoles,
se me cae la cara de vergüenza.
Les echaría silicona en la lengua, pero no se la echo.
Les digo en su lenguaje
que se han vendido, que venden el futuro
a cambio de trazas de presente,
que llevan un traje usado, zapatos
teledirigidos,
una correa de seda en torno al cuello.
Primero me compadecen,
después se enfadan,
al final me retiran el saludo.
Y el domingo, antes del fútbol,
con su tubo de silicona repasan
sus bañeras.
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