Plaza de San Ildefonso, 8 a.m.
Las uñas de los pies
negras de andar descalzo.
Pétrea mirada en blanco
invisible que se ve.
El lecho de cartón,
rubia de desayuno,
grises volutas de humo
entre brindis por el sol.
Borracho de la plaza,
fiel de los transeúntes,
traspiés de misa a casa
ausente de tu vida.
Midas de ojos azules
que olvida lo que mira.
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Me asombra la capacidad que tienes de cambiar de estilo, aunque dominas la imagen a la perfección.
ResponderEliminarEste poema comparado con el anterior está mirado desde un 'yo', mejor dicho, un 'él' mucho más apartado, casi se le puede ver mirando al borracho detrás de un visillo, sin pasión, al detalle, como un pintor.
Lo envidio.
Nená