
El nuestro es un amor de piernas
debajo de las mesas,
es el latido de otra sangre a través
de las venas, de la carne, de la piel,
los pantalones. Es la emoción de saber
que el otro sabe de frases y de miradas
y de caricias de los que los demás no saben.
Es un amor de presencia en forma de presión
en la rodilla, mientras los otros hablan, siempre
de otras múltiples, variadas, pero siempre otras,
cosas. El nuestro es un amor de pierna
derecha contra izquierda, o viceversa,
pero por fuera; es uno de sentarse juntos,
porque no nos dejan estar solos, enfrentados.
Es el nuestro un amor de los dos unidos frente al mundo
como si fuésemos tan sólo uno,
porque en la práctica lo somos,
no cabe nada entre tu pierna y mi pierna,
unidas por amor como siamesas que compartieran
amor y medias.
El nuestro es un amor
de piernas, un amor loco-
motor, de lo más lógico,
aunque algunos no lo entiendan.