Veo un perro pequeño:
él me mira, debajo del árbol
que filtra los rayos
de una luz que no he vuelto a ver;
amarilla, con reflejos soñados.
Hay, sobre la hierba húmeda,
una muñeca de trapo
tumbada de lado
durmiendo la siesta.
Un sol que se va,
la luna que llega,
como contar hasta 4,
como dar un paso
y luego otro paso,
descalzo, sobre la hierba
durmiendo la siesta.
Un sol que se va,
la luna que llega,
como contar hasta 4,
como dar un paso
y luego otro paso,
descalzo, sobre la hierba
húmeda.
El perro tampoco usa zapatos,
me enseña a caminar despacio,
yo dos piernas, él cuatro.
Sol, luna, hierba, árbol,
uno, dos, tres, cuatro,
uno, dos, tres, cuatro...
El perro tampoco usa zapatos,
me enseña a caminar despacio,
yo dos piernas, él cuatro.
Sol, luna, hierba, árbol,
uno, dos, tres, cuatro,
uno, dos, tres, cuatro...
no hagamos despertar a la muñeca,
soluna, hierbárbol,
suave...
uno, dos, tres, cuatro...
uno, dos, tres, cuatro...
uno, dos, tres, cuatro...
(para leer mientras escuchas 1234, de Bacanal Intruder)