De esa lista difusa
de hombres que frecuentas
bórrame.
No porque yo sea más que ellos,
ni menos,
no porque no pueda figurar en ella
por méritos, por currículum,
por historial;
por conocimientos;
por antigüedad.
Bórrame.
No para cambiar mi estatus
respecto a ti, respecto a nadie.
En ningún caso por despecho,
porque yo ya no te ame
o porque haya detectado que tú nunca me amaste,
o que me amas demasiado.
No por celos.
Bórrame.
Bórrame y vuelve a apuntarme en ella acto seguido.
Apúntame
como si fuera nuevo
otra vez, cada día.
Y cada noche bórrame.
Apúntame a esa lista difusa
de hombres que frecuentas
para no frecuentarme a mí
ya nunca.
Apúntame
y que cada encuentro sea el último.
Apúntame
y que cada beso el primero.
Apúntame
y que cada roce encierre una pregunta,
cada sonrisa un triunfo,
cada adiós una ruptura.
Bórrame
y que cada lágrima surja
con su sal.
Apúntame
y que en cada humor se diluya
su azúcar.
Tiene un ritmo muy bueno, el poema este.
ResponderEliminarMe pareció tremendo este poema ayer. Tanto dice del amor. Para entender cosas así me sirve la poesía, gracias!
ResponderEliminarPor mi parte, tengo listo mi poema calvo, y estaré en los Diablos el día 20 de este mes. Espero verte entonces.
Un abrazo. Beatriz
Me ha gustado mucho, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarYo también flipé con este poema, Pablo. Es muy bueno. Quería leerlo con atención.
ResponderEliminarAbrazo
Yo aplaudo, y punto.
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