Queda un hueco en la edafogénesis
del justo tamaño de mi cuerpo.
Allí, a lo lejos,
elevado, a la vista de cualquiera
veo el futuro;
ya seas tú, o la victoria,
o alguna otra entelequia hipotecada,
porque es todo lo mismo.
Ahora, para que yo dé un paso alguien deberá retroceder,
para que yo estire mis manos hacia el cielo
alguien caerá a mis pies con sus ojos ocultos,
cegados, protegiéndose.
No he venido a la ciudad a ser humilde
ni clemente, sino a saquear las cuencas de cada mirada.
Porque nadie me reprochará nunca nada si triunfo.
Nadie mirará hacia atrás, y mi estela se habrá borrado
por la lucha de los derrotados en la busca de despojos
de otras búsquedas,
como viento que barre una playa inexistente
como la transferencia que paga el alquiler.
Welcome to New York...
ResponderEliminar