Necesito un curro.
Para ser pobre.
Para no poder comprarme nada,
ni unos zapatos que me libren de los charcos.
Para no tener ni un minuto que perder
en todo un día,
y son tantos como 60 x 24
=
1440 (aunque sea una estupidez
contarlos así, porque no hay dos iguales).
Para tener los domingos
un colchón muelle, huraño,
donde dormir desaforadamente,
con la conciencia tranquila,
y no depender de nadie, exceptuando
a todo el mundo en este absurdo
engranaje.
Yo vivía en una casa en la playa
con mis padres, sin hacer nada.
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