Mana la miel, ni rápido ni lento.
Llegará un día, un minuto, un no-tiempo
en que terminará esa caida
de miles de millones de momentos.
Pobre de mí, que sólo me percato
de que pierdo, por cada uno que gozo,
varios cientos.
Como quien fotografía la lluvia,
como dos novios que se miran
entre besos de aeropuerto.
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