Te deseo, y no creo que lo disimule bien.
Me cuesta trabajo no perder la cabeza,
cómo voy a mantener las formas.
La cortesía me aprieta tanto, a veces, en tu presencia,
que sangro por la sonrisa.
Si no hubiese sociedad te comería.
Acaso el preciosismo en la poesía dependa de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado, es decir, si multiplica u opaca. Te...
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