Seres fosforescentes me rodean.
Se dirigen a mí como con miedo. Son,
no cabe duda,
de otro planeta.
Yo sí les temo de veras.
Emplean una extraña jerga,
portan pistolas, como vaqueros eléctricos.
Detentan inteligencia,
mantienen el culo prieto.
Largan consignas como cotorras,
Raros sintagmas compuestos
de palabras que no entiendo...
que menos comprenden ellos...
Sus ojos inexpresivos, de alienígena,
me observan fríos, el huésped no tiene vida,
los dientes mandan, la lengua manos arriba.
Su sugerencia es ridícula,
que les traspase mi alma,
que la insufle en una máquina.
Querrán controlar mi cuerpo.
Zombies azules...
No pienso hacerlo,
me guarda el espíritu de la cebada,
el de la malta, deus ex machina,
los de la uva, de la manzana...
vamos, vamos,
a comisaría,
marcianos,
hijosdeputa...
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