Habría que preguntarse quién pisa la tierra de quién,
si no es de todos.
Quién tiene más tierra y más aire,
quién tiene ríos y mar
bajo el pie.
Quién a los demás animales
quién no tiene nunca frío, ni hambre,
ni sed.
Un urogallo camina por una calle.
No hay urogallos equivocados.
La gente no cede el paso a la gente,
y menos a un urogallo.
El urogallo no olvida que la calle no es de él,
ni el mar, ni el aire, ni los ríos ni la tierra.
Es al revés.
Y las personas usurpan un orfanato.
Como todo en la vida. Toleramos a las ratas, y a los urogallos no.
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