Lo lógico es saberlo.
Lo sabes tú,
mis amigos, mi familia,
mis vecinos,
mis compañeros.
Lo saben los desconocidos,
los niños.
Los animales domésticos.
Lo saben mis jerseys,
lo sabe mi cama,
mis platos, mis tazas...
mi papel, sobre la mesa,
que también lo sabe,
mi teléfono.
Y de mí, lo sospechan mis oídos atentos
a los susurros del viento.
Mis manos, que entrelazan solo ya entre si
sus dedos.
Por su latido monótono
mi corazón.
Mis labios, por su silencio,
y por el sabor del aire solo.
Se termina lo nuestro.
Lo sabe todo el mundo excepto yo.
Que razón tienes. Siempre somos los últimos en enterarnos.
ResponderEliminarMe gustan tus poesias.
Un saludo.