Se oye la sirena de un tren presto a salir para siempre.
Uno nunca sabe si eso es cierto.
Esta ocasión lo parece.
Se ve correr a la gente.
El reloj marca la hora puntual
que he leído en mi billete.
Me pregunto absorto en el andén qué espero.
Entre empujones anónimos, ajeno
a la prisa, a los apuros,
parezco el espectador
de otra vida.
No cargo con las maletas preceptivas,
las manos en los bolsillos,
me veo como un paseante
que ha venido a despedirse
de su viaje.
El tren parte.
Lentamente.
Queda tiempo.
A ver, sólo por joder, y aprovechando el anonimato: los trenes no tienen sirenas, tienen bocinas. Y lo de "presto a salir" no me convence nada. No está a la altura de toda la producción anterior, o del resto de los versos de este mismo poema. Ya sé que "listo para salir" tiene una sílaba de más. Pero "Se oye la bocina de un tren a punto de salir para siempre." puede pasar. O quizá no. O quizá debería escribir mis propios poemas y no tocar las narices por un verso a los que escriben poemas enteros. Pero si la vida fuera así nadie hablaría de fútbol, ni de política, ni de los amores de otros. Así que ahí queda mi propuesta. El resto del poema, por cierto, me ha dejado una angustia tan perfecta que no puedo evitar pensar que la has puesto ahí adrede, en la medida justa, como las ambigüedades y las imágenes. Después de 'Mujer con alcuza' parecía que no había mucho más que escribir sobre trenes, pero aquí está demostrado que sí, que hay más. Y desde el andén, además, como quien mira los toros desde la barrera. Y critica al torero...
ResponderEliminarEsa foto qué ye, la estación de Avilés?
ResponderEliminarEso parece, pero la saqué de imágenes de google, buscando "estación de tren"
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