Eres una suerte de musa
que me habla al oído.
Etérea, y por encima de mí.
No puedo tocarte ni verte.
No puedo abrazarte,
y el nimio artilugio del que nos servimos
no suele tener mucha cobertura.
Acaso el preciosismo en la poesía dependa de la joya en la mirada: si es un diamante o un párpado, es decir, si multiplica u opaca. Te...
Si no fuese así, dejaría de ser una suerte de musa.
ResponderEliminarpor eso se ponen chinitos de la suerte en el móvil?
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